El profesor de Pociones

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Haber sido seleccionado en la casa de Slytherin no era tan malo como Harry lo pensó en un principio, honestamente todo era demasiado tranquilo, lo que le sorprendió bastante, aunque según Nagini, Slytherin y Ravenclaw eran probablemente las dos casas más tranquilas de todo Hogwarts, siendo Gryffindor la más ruidosa y Hufflepuff la casa intermedia, siendo ruidosa y tranquila dependiendo del Estado de ánimo de sus integrantes

Si había algo que le disgustara de haber sido seleccionado en la casa de las serpientes, sería tener que convivir con Malfoy

Desde que el joven Rubio se dio cuenta que estaba compartiendo casa con Harry, todos los días buscaría la manera de molestar al azabache, claro está decir que Harry trataba de evitar a Malfoy como la peste, pero cuando no podría evitarlo lanzaba algunos hechizos indefensos para distraer al rubio y poder irse de la escena sin que lo molesten. (Honestamente Harry no sabía si Malfoy lo molestaba para llamar su atención o si sólo lo hacía como venganza por no haber aceptado su amistad en el tren)

Hablando de evitar como la peste, Ronald Weasley no se había acercado a Harry desde lo sucedido en el expreso, cuando sus caminos se cruzarán el pecoso sólo lo miraría con una expresión entre el asco y el miedo y susurraba "Serpiente rastrera" y "traidor" creyendo que Harry no lo escuchaba, sin embargo Harry si lo oía, pero no prestaba atención

Sin embargo, no todo era malo

Después de su primera noche en Hogwarts Harry había formado un pequeño grupo, conformado por las mismas personas con las que había cenado en su primera noche en aquel castillo, los cuales eran:

Tracey Devis, Blaise Zabini y Daphne Greengrass

Honestamente no estaba siendo una mala semana, claro, todo sería más perfecto si esa tranquilidad pudiese extenderse al resto del castillo, pero, no todo podía ser tan perfecto

—Allí, mira.

—¿Dónde?

—Al lado de la niña rubia

—¿El de gafas?

—¿Has visto su cara?

—¿Has visto su cicatriz?

Los murmullos siguieron a Harry desde el momento en que, al día
siguiente, salió del dormitorio. Los alumnos que esperaban fuera de las aulas se ponían de puntillas para mirarlo, o se daban la vuelta en los pasillos, observándolo con atención. Harry deseaba que no lo hicieran, porque realmente  no le gustaba que llamar demasiado la atención. A su lado sus compañeros de Slytherin tenían leves sonrisas cómplices, el sólo pondría los ojos en blanco y los ignoraria

En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras
estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después, había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas. También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unos a otros, y Harry estaba seguro de que las armaduras podían andar.

Hogwarts había sido más maravilloso de lo que podía haber imaginado en años, aunque algunas clases dejaban mucho que desear para su gusto

En astrologia tenían que estudiar los cielos nocturnos con sus telescopios, cada miércoles a medianoche, y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas. Tres veces por semana iban a los invernaderos de detrás del castillo a estudiar Herbología, con una bruja pequeña y regordeta llamada profesora Sprout, y aprendían a cuidar de todas las plantas extrañas y hongos y a descubrir para qué debían utilizarlas.

Lazos Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora