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Un golpe, se ha golpeado la cabeza.. otra vez. Y es que no es su culpa, es culpa de esos fastidiosos exámenes por los que te quedas estudiando hasta altas horas de la madrugada. Aun está somnoliento y ha intentado varias formas de dejar chocar contra el ventanal, como dejar su cabeza colgando pero sabe que conseguirá un molesto dolor en el cuello.

Suspira, de nada le han servido esas dos tazas cargadas de café (del más amargo café y jura no volver a tomar) para disipar el sueño y cansancio que siente.

Frota sus ojos bostezando, realmente quiere dormir. Sin embargo toda la semana a tratado de averiguar dónde sube el bendito chico pelinegro. No lo ha visto hace siete días exactamente, si no lo vuelve a ver entenderá que aquel muchacho no fue más que otro pasajero y bla bla bla, su típica explicación sobre que nunca debió cruzar miradas con el pelinegro porque no va a volver a verlo.

Saca sus conclusiones, si no lo ha visto por una semana no lo va a ver hoy así que puede tomar su siesta en paz, aunque corre con el peligro de ¡oh! Mágicamente aparece el muchacho con sus cabellos cubriendo sus  ojos de Bambi. Pero sólo por hoy tendrá fe en las esperanzas de que no aparecerá.

Efectivamente así hizo, no recuerda el momento en el que el sueño lo invadió, sólo recuerda ser despertado cuando el autobús salta y consecuentemente él también ganado un golpe nada placentero. Frota su cabeza haciendo un puchero ¿Por cuánto tiempo habrá dormido? Y agh al parecer ha babeado.

Pestañea pesadamente y cualquier rastro de somnolencia desparece, pide a la tierra que lo trague, porque al alzar la mirada el pelinegro está observándolo impresionado. Y no no no no, acabar de quedarse dormido y babear frente a quién ha mostrado interés por él. Quiere hundirse en el asiento, no conoce en cual hueco meterse o ¿sería mucho pedir una máquina del tiempo?

Cierra los ojos nuevamente fingiendo dormir (sin babear esta vez). El pelinegro sigue observándolo, seokjin puede sentirlo, sus mejillas casi carmesí lo saben y solo causa que patalee mentalmente, está siendo patético ahora mismo.

Suspira, la acción dormir queda al final de las cosas que debe hacer, así que se remueve en el asiento acomodándose, al menos el pelinegro ha dejado su acoso con la mirada. Sonríe cuando faltan unas diez cuadras indicándole que el pelinegro se ira, y no es que quiere que se vaya pero sí, por favor porque ya no soporta la vergüenza.

Sus pensamientos están invadidos de rezos y plegarias a todos los dioses existentes y por existir.

A su mente llegan recuerdos de las diversas veces en la que lo han fotografiado durmiendo..y no es nada guapo de admirar. Probablemente el pelinegro está burlándose de él ahora mismo aunque su rostro no exprese nada realmente. Y quizá está exagerando.

Seokjin cuenta, aún faltan tres cuadras para que él pelinegro baje y puede o no estar festejando internamente por ello.  Solo desea que deje de observarlo ya, no soportando tener las mejillas rosadas y sintiendo repentinamente calor cuando están a unos doce grados. 

El autobús se detiene, Seokjin realiza un pequeño festejo cuando lo ve bajar y cruzar la autopista con su actitud apática.  Está en medio de su celebración porque al fin sus mejillas dejaran de estar tan acaloradas cuando el estúpido (pero lindo) pelinegro, voltea a verlo con una sonrisa de autosuficiencia.

Vaya idiota, piensa Seokjin con mejillas carmesí e incluso sus orejas tentando a tomar el mismo color.  Se inclina hacia adelante tratando de esconderse. 

Hoy ira a la iglesia, definitivamente, y va a ir rezar para nunca más volver a verlo, o al menos hasta que recupere su dignidad y deje parecer un tomate, un muy rojo tomate.













🄶🄻🄰🄽🄲🄴🅂 [кσσкʝιи]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora