Capitulo 2 • Ataque

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Al regresar a la tienda tras haber entregado su primer pedido fue recibida por su jefe quien ya tenía otras dos pizzas listas para ella –deberás llevar una sombrilla y mochila- la mujer suspiro. Al parecer tocaba mojarse, sería un día largo - ¿te pago lo que debe? - metió la mano a su bolsillo sacando el pequeño fajo de dinero -bien, al menos ha pagado algo. No sé porque soporto a ese tipo.

- ¿desde cuándo ha pedido pizzas aquí? - pregunto metiendo las pizzas en la mochila - ¿lo conoce de años? - el suspiro mientras iba tras el mostrador para revisar la orden y darle la dirección.

-supongo que desde que se instaló en la ciudad soy al único que le pide pizzas. Debido a estar más cerca de su local y que soy el único idiota que soporta que le pague después- no respondió la chica -sin embargo, tenemos una relación bastante extraña. Un día tuve problemas de matones pidiendo plata por la renta del piso y él se encargó de ellos- abrió los ojos sorprendida -no sé qué les hizo, pero desde ahí no volvieron más. Tuve suerte de que el estuviera ahí ese día.

- ¿viene a comer aquí? - él negó -entonces...

-una vez no le lleve su pedido y vino a recogerlo. Le reclame el dinero cuando llegaron esos matones- recordó imprimiendo la dirección con el ticket -supongo que le debo algo. Por eso no insisto demasiado con el dinero- la peli____ tomo el papel colocándose la pesada mochila -no te tardes si no quieres que la lluvia te retarde el trabajo. Ya sabes más de 30 minutos tras salir y el cliente puede quejarse. Si lo hace, se descontará de tu salario- ella asintió, saliendo de ahí lo más rápido posible.

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A la mañana siguiente la mujer se despertó temprano para llegar lo más rápido posible a su trabajo, lo menos que quería era provocar un enojo por parte de su nuevo jefe. Además, que ese mismo día le había informado que ella tendría que aprender a preparar las pizzas por si algo ocurría.

Pov. _____

Hacer comida jamás había sido un fuerte mío, siempre mi madre había señalado que tenía cierto don con la comida a pesar de que no supiera preparar lo más básico, pero lo poco que sabia era una delicia en palabras de ella. Y para mi mala suerte tenía que preparar pizzas.

-ahora te dejo la última a ti- había visto a mi compañero cocinar alrededor de 4 de estas y aun no creía que podría hacerlas por mí misma.

- ¿podrías quedarte y mirar? - él me sonrió. Al parecer esto lo veía divertido.

-____ yo sé que podrás hacerlo, ten fe en ti- me guiño un ojo –hoy yo entrego las pizzas.

Salió de mi vista dejándome sola en la cocina, quedando la masa y yo -bien, tú puedes. Solo es amasarla y ponerle los ingredientes- Desplace mis manos por la mezcla, esperando que esta espesara conforme añadía harina, quería evitar que se volviera como una roca y si la amasaba de más podría echarla a perder -supongo que va bien- la consistencia era blanda -ahora la extiendo- fui preparándola como Luis me había enseñado, pasando la cuchara del centro hacia afuera, esparciendo la salsa después los ingredientes y por último el queso -ahora al horno.

10:15 pm.

Para haber sido la primera vez que realizaba una pizza por mí misma, no me había quedado tan mal. Los clientes no se habían quejado y parecían que la habían disfrutado mucho. Eso había sido un gran alivio para mí, aparte que me habían dejado propina.

-____ necesito que entregues una pizza. Podrás continuar con lo que estás haciendo al volver.

-Luis es quien entregaría las pizzas hoy- dije tratando de no sonar grosera. Limpiando mis manos con el trapo - ¿está lejos? - me acerque observando el ticket.

Mas que un caza demonios I Dante SpardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora