〰️CAP. 4 "Despertar"〰️

424 79 40
                                    

A fin de cuentas, la noche predispone a los demonios ¿no?

"Y por lo visto, no solo los predispone a ellos" Conjeturo mientras observo a los diversos cuerpos transitar libremente por la oscuridad. Librando continúas y efímeras batallas por obrar rozando la línea de lo benevolente y la desdicha.

Entonces, disperso mi camino entre ellos, guardando todo a mí alrededor. Y cómo un incipiente aprendiz me percibo cuando observo sus maneras de actuar: Tan desinhibidos, tan audaces, tan... humanos.

—Hola, bonito morocho... ¿Buscas algo de diversión? —Escucho a un costado entre el tumultuoso gentío. Y al virar, me encuentro a una exuberante mujer ofreciéndome sus pechos.

Y solo atino a negarme asombrado con vaivenes de mi cabeza pero, inmediatamente, me inunda la pena y me acerco a ella indicando que se cubra porque se puede enfermar. Que solo debe resguardar sus partes y así evitar controversias y demás.

Ella, me observa entre risillas. Y me mira como si yo fuera un ser sobrenatural.

¿Tanto se notará que no soy de estos lados"? Y para rematar articula: —¡Ay bonito! Mejor, cuídate tú...

Y a decir verdad, es que no sé a qué se refiere, me cuestiono mientras marcho nuevamente. ¿Qué me cuide? ¿Pero de quién? Y preguntarme si quiero diversión... ¿O tal vez...?" Mis mejillas se tiñen de un leve rojizo al percatarme de su cuestionamiento. Y de solo pensar en "eso" mi cuerpo reacciona como si de vida propia se tratase, justo aquí y ahora. Y en el medio de la calle.

¡Pero por favor! Esta cálida sensación se apodera de mi pensar aunque no quiera.

Necesito... necesito controlar esto y de urgente manera...

Entonces... ¿Así se le llama a eso aquí en la Tierra?

Nuevamente, retraído en mis pensamientos de repente, choco de frente con una espalda maciza provocando el derrame sobre su cuerpo del líquido del cual estaba bebiendo.

—Lo sien... —no puedo ni completar mi disculpa cuando soy arrojado a cierta distancia por el sólido empujón de unos fuertes brazos.

—¿Qué te pasa idiota? ¿Acaso no miras por dónde carajos caminas? — cuestiona enardecido el fornido hombre delante de mí. Y rápidamente, me incorporo para solucionar la confusión cuando observo a tres compañeros más detrás de él con cara de pocos amigos.

—No hay necesidad de insultar... Y en todo caso, tú deberías mirar porque atajas toda la vereda junto a tus carismáticos amigos, vereda qué es para circular. — Y me parece que mi respuesta no fue de su total agrado cuando atiendo el topetazo de su puño en mi moflete.

"¡Maldición!" Razono cuando toco mi sensible mejilla y prontamente me inmuto ante mi pensar ¡No debo maldecir! Perdón mi Señor... Pero se lo voy a devolver.

Nos enfrascamos en una redada donde su cara fue la principal atracción para mis rojizos nudillos. Y haciendo uso de una fuerza de la cual no estimaba sabiduría, me deshice también de los tres irascibles amigos como una ráfaga veloz.

"Menuda primer noche de salida" sacudiendo mi vestimenta me acerco hasta ellos para ayudarlos a incorporarse cuando vociferan groserías. Y entonces, decido dejarlos  varados aquí y avanzar.

Y la adrenalina que corre latente por mis venas en éste preciso momento, es descomunal...

Se que está mal reaccionar como lo hice, pero no lo pude evitar.

Sacudo mi mano ante el dolor de las articulaciones de mis dedos y no lo puedo creer... Mi amigo, ahí abajo, se sacude a la par.

"Es la euforia recorriendo como lava cada centímetro de mi ardorosa piel" Reitero en mi cabeza como un disco dañado que regresa siempre a la primera pieza, reconociendo que lo maltrecho, ya está hecho...

"Dāeva" (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora