Eduardo era el Marcos de una epoca mas jovial, era la identidad que usaba cuando salía al baile a encarar mujeres. Unas veces era un estudiante recibido, otras era un padre dedicado, siempre era un borracho pasado por minimamente dos cervezas. Eduardo también era un amigo, el mas cruel y sadico de mis amigos y en quién yo juré nunca convertirme. Mientras yo jugaba al teatro en acuerdo tacito con mis pretendientes, ambos sabiendonos engañados, él pretendía amor con varias mujeres prometiendoles una vida juntos, una canción eterna, etc, etc cosa que yo en ese momento aborrecía por completo. Siempre me juré que mi Eduardo, el de las jugarretas picarescas no sería jamas como mi amigo Eduardo, el psicopata desvergonzado. Y así traté de mantenerlo, incluso hasta hoy donde al menos me consuelo de que jamas, en mi vida, he fingido amor.
Algo debo reconocer, Eduardo (mi amigo) era un tipo fachero. Cualquier mocosa que hubiera transitado mi misma infancia se habría enamorado de él. Era el típico punk, de pelos largos y flequillo estilo Jonas Brothers, vestido con cinturón de tachas y un toque bien rebelde, alto, de tez clara: un bombonazo. Por eso no era de extrañar que fuera él quien siempre tuviera mas éxito a la hora del ritual del "encare" cuando salíamos con los muchachos al bar y a la bailanta. Hasta aquí todo bien, era un loquito de actitudes éticas cuestionables pero su poca integridad y falta de moral iban mas para las risas que la preocupación.
Ahora déjenme contarles sobre Carlitos y como su vida se cruza con la de Eduardo. Carlitos era un gordo bueno, de esos que siempre te sacan una risa y conversación. De los que tienen siempre un plan para pasarla bien. Y el gordo estaba enamorado de Ayelen, una morocha petiza con aires emo, linda de cara y con buenas tetas. Obviamente caben mencionar muchas otras características de esta persona, era simpática e inteligente tenía un humor de los que hoy no existen y sabía tocar la guitarra: pero esto lo puedo mencionar desde mi perspectiva o la de Carlitos, que conocíamos a Ayelen como amiga. Yo estoy seguro que al Eduardo malo, solo le gustaban las tetas.
Con los amigos eramos una suerte de grupo de contención y entre todos decidimos que lo mejor era que Carlitos pudiera confesarse a Ayelen y que mejor escenario que su propia fiesta de cumpleaños donde estariamos pasados de copa y llenos de coraje y amor. Lo malo es que con mi hermano, decidimos invitar a otros amigos entre los que se encontraba Eduardo. Debimos haber supuesto que el mas cazador de nuestros amigos, eligiria como victima a la de las tetas, la petiza buenuda que tenia una baja autoestima y se impresionaría que la galante copia de los Jonas Brothers le estuviera hablando, dedicándole palabras mágicas e incintandola a comerle la boca. Pobre Carlitos, pensé yo, cuando ví como veía su amor partir en brazos de otro, desconocido para él.
A los días Ayelen estaba perdidamente enamorada de Eduardo, tenía sus esperanzas puestas en él que para mal de peores no solo era borracho y mujeriego sino que manipulador y psicópata. Eduardo fingió amor por mas de tres años hasta el punto que incluso él puede haberlo creído pero dejó en la chica una marca tan grande que no bastan aún hoy los años para poder sanar.
Desde ese día y hasta hoy yo abandone la identidad de Eduardo, y asumí otras. Lastima que el hecho no me dejo cambiar mi modo de vida, solo cambiar el nombre y seguir jugando al teatrito porque tan solo era una diversión donde yo no fingía amor. Yo era el tipo bueno de la historia porque mi juego era obvio. Lo que no me había dado cuenta aún, porque se fue dando de una manera lenta: es que yo también me estaba dejando largo el pelo.
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Marcos: La verdadera historia
Non-FictionHace unos meses decidí que era hora de sacar todos los trapitos al sol, con un par de birras a cuesta y mucha bronca arranque a escribir mi historia, la posta de la posta, con un nombre falso para que nadie me pegue una puteada. Hoy en dia estoy mas...