Un salto temporal... como para no aburrirme

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Corría el año 2014 (ya habíamos atravesado el primer fin del mundo, luego llegaron varios acontecimientos en mi vida que marcarían el camino que tenía por delante: deje mi carrera para iniciar mi propio emprendimiento, me enamore (una vez más, aunque esta vez fue en serio), tome muchas malas decisiones, experimenté con mi sexualidad (mas o menos), me arrepentí de mis malas decisiones y finalmente me puse de novio con mi segunda Anabela. Todo eso se los contaré en próximos capítulos, hoy no.

Hoy les contaré mis días por los caóticos 2017, una época de gran cambio en mi vida. Para empezar me encontraba soltero por primera vez en tres años, sentía una suerte de libertad que extrañaba porque finalmente podía hacer lo que se me plazca ¿alguna vez fueron a un boliche después de dejar de ir a ellos por tres años? Déjenme contarles que es horrible, la música es muy fuerte, los tragos son caros y los pies te duelen pasadas las 3. Pero sobre todo lentamente te vas dando cuenta que hay mayormente gente mucho mas joven en esos lugares, chicas de 16, 17 y 18 años, mocosos dándole sus primeros tragos al vino o gente con muy poco seso (como vos) que ya tienen mas de 25, incluso hasta 30 o 40 y siguen allí camisa puesta, trago fuerte en mano y haciendo el completo ridículo. No creo que esté mal disfrutar del baile a la edad que se te plazca, de hecho me parece muy bueno mantenerte fijo en tus gustos y costumbres obviamente sin dejar de dar paso a las cosas nuevas. Pero es muy distinto responder con actitudes juveniles una edad que ya se nota incipiente (obviamente no estamos hablando de la crisis de los 50 que espero nunca llegue), es obvio que muchos no queremos soltar eso que nos hizo felices alguna vez o al menos que nos distrajo de las decisiones que debiamos tomar. Les conté en los primeros capítulos de este diario como yo hasta la edad de 21 me consideré un adolescente tardío, un tanto inocente y un tanto cagador pero nunca un ser humano despreciable. A partir de esta renovada juventud, de esta aventura del despecho y las noches faciles es que finalmente me terminé convirtiendo en ese ser, en un despojo que justificaba su perversión en frases banales, en excusas de "soy soltero" y en acuerdos no pactados, en el 2017 empezó un declive, un enojo que me temo hasta el día de hoy no he logrado reparar.

No importaba donde hubiera estado aquella noche, si me hubiera quedado en casa o hubiera ido a visitar a algún amigo o bien hubiera estado tal cual como estaba, en esa discoteca confortandome con los labios de una mocosa de 18, buscando en el pito lo que me faltaba en el corazón. Ustedes tal vez pueda no crear en la soledad de los fiesteros, pero yo en ese momento me sentía solo. El ruido de la musica y el colectivo de vuelta crearon el ambiente para unos buenos besos con Romina, quién jugara un papel, si bien no principal, no menor en todo este quilombo. No puedo decir otra cosa porque ya no quedaba nada espectacular en estas aventuras, solo un tipo solitario y que no podía arrepentirse de las decisiones que había tomado, se habian esfumado ya las gracias con amigos, los campamentos imborrables, las fiestas de hasta las 10 de la mañana. Solo estaba yo allí, deseando no estar en una noche del 2017.

Marcos: La verdadera historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora