𝐅𝐀𝐋𝐎𝐅𝐈𝐋𝐈𝐀 | markhyuck

Mark Lee, the satyr.

Mark soltó un pequeño gemido cuando sintió, de nuevo, aquél roce en su entrepierna. No estaba seguro de lo que pasaba, pero tenía demasiado sueño, no quería abrir sus ojos.

O al menos, así fue hasta que distinguió un gemido más... que no era suyo.

Abrió los ojos en el momento preciso que todos los recuerdos de la noche anterior se desbordaron en su mente como una avalancha. Se sobresaltó un poco, encontrándose con la castaña cabellera de Donghyuck recostada en su pecho cómodamente.

Movió las piernas un poco, notando de inmediato la razón de sus gemidos, y los de Donghyuck; ambos tenían las piernas enredadas con las del otro, por lo que era de esperarse que sus entrepiernas quedasen juntas y frotándose constantemente entre sí.

No le tomó demasiado darse cuenta de que no podía moverse, pues los brazos del mayor estaban fuertemente aferrados alrededor de su cintura, dejándole inmóvil.

Cerró los ojos con fuerza, intentando plantearse una idea de lo que le diría a Donghyuck y como éste podría reaccionar a la historia nada trágica que el menor estaba deseando contarle, pued quería que entendiese el porqué de su actitud de siempre y la de anoche.

No sería algo fácil de contar, porque probablemente su hyung se reiría de él. Pero Donghyuck le gustaba... y quería intentar algo con él. Por más que eso le costase autocontrol, deseaba que su relación no fuese únicamente algo sexual.

Sintió un par de cosquillas en el cuello y miró hacia abajo, encontrándose con que el castaño parecía estar despertando, pues se movía inquieto por lo que su cabello cosquilleaba en el cuello de Mark, quien no reprimió sus impulsos y acaricio los castaños y suaves cabellos del mayor.

Donghyuck paseó sus manos por el abdomen del pelinegro, poniéndole nervioso.

- ¿H-hyung?

Donghyuck le miró en ese momento y Mark temió que pudiese escuchar el inquieto y fuerte latido de su corazón, pues éste sabía agitado notablemente al ver el adorable rostro de su mayor recién despierto, con sus hermosos y perezosos ojos medio abiertos, sus carnosos y rosados labios, y sus cabellos apuntando en todas las direcciones, dándole una apariencia más que preciosa.

- Buenos días, Makku... -Donghyuck murmuró. Trepó hasta quedar encima del menor y besó su mejilla.- ¿Cómo dormiste?

Mark le miró, estupefacto. ¿Acaso había olvidado lo sucedido en la madrugada? Era cierto que deseaba que el mayor recordara cada minucioso detalle, como él lo hacía, pero, de cualquier modo, aún no sabía como lidiar, así que no tenía idea de qué hacer o decir.

- B-bien... -se limitó a decir, nervioso.- ¿y tú, hyung?

Donghyuck rió, sacudiendo sus hombros, confundiendo a Mark.

- Hace un par de horas estabas "Hyuck, me gusta el control" "Hyuck, cállate", "Hyuck eres muy inquieto" Hyuck, Hyuck, Hyuck... -se burló el mayor, enarcando una ceja. Mark enrojeció por completo. El castaño apoyó sus codos en el pecho del menor, y en sus manos, su cara.- Es un poco inverosímil que ahora me digas hyung.

El menor se muerde el labio inferior. Debía admitir que se había estado armando de valor para contarle todo a Donghyuck desde hace más de una semana pero, justo en ese momento, ni una sola palabra era capaz de salir de su boca.

Pero parecía no necesitarlo, pues, estando completamente hundido en sus pensamientos, lo único capaz de sacarle de allí, fueron los gruesos labios de su hyung posándose sobre los suyos.

Donghyuck se acomodó de modo que quedó sentado sobre el abdomen de Mark y enredó sus dedos en el cabello creciente de la nuca del pelinegro, quien se derritió instantáneamente ante el toque, enlazando su lengua con la del castaño.