Podía describir sus sentimientos hacia Sunoo como describía la música que escuchaba, la sensación estaba ahí pero la interpretación variaba mientras más la reproducía. En este caso era lo mismo pero cambiaba mientras más lo veía, mientras más lo pensaba y mientras el tiempo pasaba.
Poco más de una semana había transcurrido y ya se sentía a morir de los celos al saber que Niki estaba cada vez más pendiente de Sunoo y él solo podía aferrarse a las palabras que escuchó esa noche: "yo no salgo con nadie". Estaba seguro que, de no ser por la madre de Sunoo, él habría preguntado más, y solo entonces estaría tranquilo al saber toda la verdad aunque en un principio no la quería.Aquel día entró al aula de música, lugar donde solía estar cuando más necesitaba paz, ya que tenía una hora libre antes de su siguente clase, pero se topo con una escena que lo dejó con todo menos con esta: Niki y Sunoo, ambos abrazándose, o solo uno siendo abrazado pero la verdad no se puso a observar los detalles. Solo pudo salir de ahí rápidamente diciendo: "pensaba que no había nadie".
No se disculpó por interrumpir la escena porque no sentía culpa alguna por separar a esos dos, contrario a eso se sintió afortunado de llegar en ese momento y no en otro que lo pudiera dejar peor. Tal vez Sunoo estaba siendo arrastrado por Niki, tal vez solo estaban siendo amistosos como siempre, tal vez no era lo que se imaginaba. Sin embargo, ese tipo de acciones ya no las soportaba, había días en que simplemente rogaba por que Niki dejara de hacerlo y solamente se despidiera con un "adiós" o lo saludara como normalmente se haría.Él llevaba enamorado de Sunoo desde que eran solo unos niños, luego pasó su etapa de adolescencia y mientras los dos crecían y los cambios se hacían presentes en ambos, supo que lo que sentía no era otra cosa más que amor. No era algo pasajero que surgió por tener como amigo a un niño bonito, no era una simple atracción por el bello rostro de Sunoo que contenía mucha perfección distribuida en sus claros y brillantes ojos, sus gruesos labios o sus notorias mejillas que le daban ese aspecto que todos conocían como adorable. Ese sentimiento era algo mucho más grande, mucho más complejo y mucho más doloroso.
—¿En qué tanto piensas Sunghoon?—preguntó su madre quien llevaba rato observando a su hijo desde la entrada de la cocina.
Se sobresaltó un poco ya que no había percibido otra presencia por estar metido en sus pensamientos.
—En nada, solo estaba comiendo una manzana —le contestó sin voltear a verla.
—Ni siquiera la has mordido —señaló el fruto rojo que tenía en sus manos, Sunghoon solo se mantenía sentado frente a la mesa desde que ella llegó.
Escondió el rostro para evitar la vergüenza que sentía en ese momento.
—Ya había comido una antes —explicó tratando de parecer creíble—, estaba pensando si debía comer otra o no.
—Claro, comer —dijo burlona—. ¿Por qué no me dices que te tiene tan preocupado desde hace unos días? Llegas tarde a casa —comenzó a exponer—, no sales de tu habitación y te la pasas mirando por la ventana como si estuvieras esperando algo.
—Si que me has estado observando con detalle, pensé que estabas ocupada con el trabajo —fue lo mejor que se le ocurrió decir para librarse de las preguntas que podría llegar a hacerle si seguía exponiendo su notorio cambio de humor.
—Eso no impide que ponga mi atención en ti —le dijo sinceramente. Sabía que al no tener un padre y ser hijo único, Sunghoon posiblemente no se sintiera del todo amado, por lo que siempre procuraba estar ahí para él a pesar de sus responsabilidades como adulto, después de todo era su madre.
—¿Deberíamos salir a comer? —Propuso para cambiar el tema que se iba poniendo incómodo para él, no es que se sintiera solo como lo estaba insinuando su madre.
—¿Por qué habría de hacerlo? Hoy es mi día de descanso —exclamó feliz—, por supuesto que quiero cocinar y muy pocas veces tengo la oportunidad de estar contigo tranquilamente. ¿Acaso no te gusta mi comida? —Bromeó
—Ja, por eso lleno mi estómago con manzanas —le siguió la broma, la verdad es que la comida de su madre le encantaba.
—Entonces asegúrate de comer las demás frutas también, tu abuela trajo muchas fresas y no veo que siquiera comas una —dejó de estar en la puerta y se puso a buscar una bolsa—. ¿Por qué no vas a dejarle algunas a Sunoo? A él le encantan —le sugirió comenzando a echar muchas fresas adentro de esta.
—No, ya no come fresas —se excusó de inmediato buscando evadir lo que su mamá quería que hiciera—. Dejó de comer hace un tiempo porque le sabían muy dulces, ahora prefiere las cosas amargas como el limón —no era del todo mentira, a Sunoo realmente le encantaban.
—¿Limón? No tenemos limones en casa —comenzó con los preparativos para la cena— y dudo que los coma como a una naranja, son muy ácidos —tan solo de imaginarlo hizo una mueca.
—Está bien para él, puede comerlos sin cerrar los ojos.
—Aún así ve a dejarle algunas —señaló la bolsa que ya había preparado—, si tú no las comerás se echarán a perder.
—Pero... —intentó pensar en otra cosa para para librarse de la situación pero se le habían acabado las excusas.
—¿Por qué no quieres ir? ¿acaso están peleados?
—No, solo no tengo ganas de salir —no quiso ser muy obvio—, mi cuerpo está caliente y allá afuera hace mucho frío.
—Pero si hace rato dijiste que querías salir a cenar —volteó a verlo pero Sunghoon solo alzó los hombros—quien te entiende niño... Anda ve —se podía hacer una idea del por qué estaban distanciados pero lo único que si tenía asegurado era que tenía que ver con el orgullo de Sunghoon que no aceptaba la culpa si el error era suyo—. Si están enojados tienen que arreglarlo, no puedo creer que huyas así de los problemas Park Sunghoon.
No era nada de lo que posiblemente imaginaba su madre pero no quiso seguir insistiendo así que aceptó.
—Ok voy, dejemos el tema hasta aquí.
—¿Es algo grave? —decidió insistir una vez más para que su hijo le contara.
—Depende como lo tomes —la miró a los ojos, desde hace días quería hablar con ella de lo que pensaba, era un tema serio, pero no había tenido la oportunidad o mejor dicho no tenía el valor para hacerlo.
—¿Yo? —Se señaló extrañada al estar involucrada en ese asunto que tanto preocupaba a Sunghoon— ¿Qué tengo que ver en las disputas de ustedes dos?
—No es nada —decidió no contarle todavía —, saldré ahora a dárselas —se arrepintió tan pronto había abierto la boca, no era el momento.
Se levantó y dejó la manzana donde la había tomado y agarró la bolsa que su mamá dejó en la barra.
—Ponte un suéter —le ordenó antes de que se fuera— dijiste que no querías exponerte al frío, además hace días casi te enfermas por salir solo con una camiseta —paró lo que estaba haciendo y se giró a mirarlo, justo después de escuchar esas palabras la expresión de su hijo cambió volviéndose más sombría—. Nunca me dijiste a dónde fuiste pero te veías muy apurado, ¿pasó algo desde ahí?
—Me voy —rechazó la pregunta que mostraba la insistencia de su madre de sacarle el tema y salió de la cocina.
No quería hablar de eso.—Ok, mientras comenzaré con la cena —no quiso ser muy obstinada respecto al tema. Si su hijo no quería decírselo ahora es porque no era nada grave, normalmente Sunghoon arreglaba sus problemas solo y sin consultarle, era muy poco expresivo tanto en casa como afuera pero sabía que por dentro era alguien muy afectivo.
Tal vez el único con el que dejaba salir parte de esas emociones era con Sunoo, su vecino y amigo de la infancia lo había hecho reír en más de una ocasión y ella no podía estar más que agrecida por ello.
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Hopeless Love °•🅂🅄🄽🄶🅂🅄🄽°•
Romance"Amores de esos, en donde otro es tu rival... Que siempre acaban mal" Esta es la situación de Sunoo, Sunghoon y Niki, quienes buscan salvar su primer amor al darse cuenta que podrían perderlo para siempre. Este es un fic que surgió porque amo mucho...