Vivir

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Me encantan los momentos que nadie ve, ni si quiera nosotros mismos.
Esos momentos que no grabas con una cámara, pero se te quedan en la memoria para siempre.

Cuando hablas con tu crush por teléfono, oír su voz, las bromas que salen solas, las risas que perduran durante minutos y los te quieros que prometen volver a hablar más tarde.

Cuando te quedas a dormir en casa de tu prima, las canciones que suenan cuando vas camino a su casa, las luces que te hacen reír y decir cosas sin sentido, los desayunos con pequeños secretos que se quedan entre vosotras.

Cuando vas a clase los últimos días de trimestre, bailar con una canción de romeo santos de fondo, escuchar a one direction mientras ries hablando del chico de los ojos brillantes y por unos segundos, mirar a tu alrededor y decir, estoy feliz de estar donde estoy.

Los disfrutamos tanto que no pensamos cuando volverán a ocurrir.

Nunca supe cuál sería nuestra última conversacion, sus últimas palabras, su última risa.
Nunca llegué a oír su voz, nunca llegué a oír un chiste realmente bueno de su boca, nunca llegué a que me contase algo que le importase de verdad.

Y supongo que se quedará así, los recuerdos buenos en la memoria, los recuerdos graciosos en el mismo aparato con el que escribo estas palabras y los recuerdos no tan buenos en el corazón.

Cartas Para Él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora