El chico de los ojos brillantes [I]

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Me gusta releer cosas, releer páginas de diarios que nunca he terminado de escribir, releer libros que por alguna razón han significado mucho para mi, sea por su trama o por quien me lo regaló.

También me gusta volver a ver las mismas películas una y otra vez, mi madre dice que es como vivir en el día de la marmota, pero me encanta disfrutar de algo que ya he visto quinientas veces.
Pero lo que más me gusta, es revivir recuerdos, cuando me sentaron con el chico de los ojos brillantes en clase, la primera vez que salí con mi grupo de amigas.

Al igual que me gusta rememorar los recuerdos buenos, también hacerlo con los menos buenos, cuando me rechazaron, cuando me ignoraron, o tal vez aquella vez que suspendí un examen de matemáticas.
A los recuerdos buenos, a los que creo yo que merece la pena recordar, siempre les añado algo.
Es decir, si en ese mi recuerdo, el chico de los ojos brillantes solo me decía "hola", en este recuerdo nuevo tenemos una larga conversación de porque los horóscopos son realmente interesantes.

Cualquiera te diría que no pasa nada por hacer eso, que en tu imaginación nada es realmente malo, pero lo cierto es que si que tiene un punto no tan bueno.
Cuando tiene que ver con aquel que sus ojos podrían iluminar el cielo más oscuro que pueda imaginar.
Al principio está bien, pero luego, cuando lo veo por la calle y quiero saludarle, recuerdo que no le caigo bien, que me odia, por un motivo que he olvidado.
Al igual que releer y volver a ver las mismas películas una y otra vez te hace perderte otras películas u otros libros, revivir cosas te hace perderte otras muchas.

Pero soy adicta a eso.

A si que seguire recordando cuando hablé con el chico de los ojos brillantes de las estrellas y los horóscopos.

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