Capítulo 48

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—Creí que ya habías superado lo de nuestra promesa.


Una de las muchas tardes que Nick iba a casa para estudiar conmigo, decidimos interrumpir el repaso de matemáticas

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Una de las muchas tardes que Nick iba a casa para estudiar conmigo, decidimos interrumpir el repaso de matemáticas. Él quería darse un descanso y tenía ganas de hablar, por lo que cerramos los cuadernos y libros, todo para que pudiéramos tener una conversación un poco rara.


—¿Quieres saber algo ridículo? —Cuestiona.

—Siempre.

—Soy virgen.


Nick estaba en el piso recargado en la orilla de mi cama, por lo que solo veía su perfil, él jugaba con el lápiz aún y yo no sabía qué responder. Era casi imposible después de todo lo que me había contado acerca de Amanda, creí que tenían una vida sexual muy activa.


—Estás mintiendo.

—Te juro que no.


Decidí unirme a él, abandoné mi cama y me senté en el piso. Puse un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y dudé un poco en seguir averiguando porqué entre Amanda y él nunca pasó algo más.


—Siempre pensé que Amanda y tú... ¿Ustedes nunca intentaron... tener sexo?

—Por supuesto que lo intentamos, pero nunca pudimos. Cada que queríamos hacerlo, siempre había alguien interrumpiendo, mis hermanos, mi mamá, incluso Mike. Y luego, una vez... Dios, esto es vergonzoso.

—Y luego una vez, ¿qué?

—Estábamos juntos, finalmente solos, estábamos a punto de tener sexo y... Tuve problemas técnicos.

—¿Problemas técnicos? —Pregunté, segundos después capté lo que quiso decir—. Oh... ¿En serio no se te paró?

—No sé porque me pasó eso, digo, Amanda es la mujer más sensual que conozco e intentamos de todo pero nada funcionó. Te juro que yo estaba así de: ¡no ahora! —Nick no pudo evitar reírse—. Nunca intentamos tener sexo otra vez, pero no fue no por lo que te acabo de contar, espero. Unos días después de eso se fue y no supe nada más, se la tragó la tierra.


Vaya, es algo que no esperaba escuchar, en verdad que yo creí que el contacto físico en su relación iba más allá de unos cuantos besos y caricias.


—¿Y qué hay de ti? ¿Nunca intentaste tener sexo con alguien?

—No, yo soy virgen virgen, por supuesto que me da curiosidad saber porque todos aman el sexo, solo quiero saber qué se siente, cuál es su grandeza. Pero obviamente estoy soltera y no puedo terminar con mi curiosidad en este momento.


Ambos estábamos sentados en el piso recargados en mi cama, yo tenía rodeadas mis piernas con mis brazos y él continuaba jugueteando con el lápiz, lanzándolo hacia arriba y cachándolo cuando bajaba.


Tú ya sabes a mí [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora