Una vez terminado los exámenes semestrales, me dedico a empacar mis cosas para regresar a casa después de un poco más de siete años de no hacerlo, desde que salí de Staunton mi madre era la que me hacía visitas periódicamente para ver mis avances académicos y desde que estoy en la universidad, solo nos hablamos por teléfono para saber la una de la otra, es por ello que si me alarmó un poco su llamada esa mañana, bueno ya está todo listo, ahora a esperar a Brandy y a Elizabeth para irnos a la estación de autobuses; afortunadamente para mi, mis dos mejores amigas me acompañarán estas vacaciones a la granja, sino serían las nueve y media horas más aburridas de mi vida.
Ya dentro del camión que viene semivacío, nosotras tres nos divertimos a nuestra manera, entre bromas, fotografías, adivinanzas y lapsos de sueño por fin llegamos a nuestro destino. Mi madre nos esperaba en la granja con una cena tan deliciosa que hace recordar que lo que comía en la cafetería de la universidad le faltaba ese toque casero. Siete años y parecía que no había cambiado nada desde entonces; nos dirigimos cada uno a desempacar en nuestras habitaciones y nos quedamos profundamente dormidas, cansadas por el ajetreo del viaje.
A la mañana siguiente ya estaba el desayuno humeante en la mesa, nos sentamos a disfrutarlo y platicamos un rato con mi madre acerca de trivialidades de la granja y la típica conversación entre dos personas que no se han visto en mucho tiempo, sin embargo no era eso lo que quería escuchar, sino el motivo de mi visita. El desayuno terminó y mi mamá exhortó a mis amigas a dar un recorrido por la granja mientras ella y yo teníamos una conversación familiar, a lo que ellas gustosas aceptaron, Brandy inmediatamente sacó sus cámaras de foto y video y Elizabeth simplemente su teléfono inteligente, ya me las imaginaba, una tomando fotos de todo lo que se moviera y la otra buscando rayitas de señal en su celular, lo bueno es que así las quiero mucho a las dos.
Brandy y Elizabeth no tardaron mucho en encontrar el lugar donde se encuentran las casitas de los colibríes y quedaron fascinadas con tanta belleza, inmediatamente se pusieron a tomarles fotografía y video, mientras que Elizabeth encontró su señal para video conversar con sus padres de que había llegado con bien.
Yo me encontraba a la expectativa, mi madre me pidió que me sentara un momento en el comedor, fue a su cuarto y regresó con lo que parecía un libro antiguo con un separador de tela color rojo, lo colocó sobre la mesa y me pidió que de hoy en adelante me hiciera cargo de él; lo hojeé y veía datos y más datos sobre la colonia de colibríes, como decrecía en algunas ocasiones la población de forma dramática y como había relatos de historias fantásticas y de momentos mágicos, a lo que le dije:
- Madre, ¿Es por esto que me hiciste venir de tan lejos? ¿No podías habérmelo enviado por mensajería?
- No Willow, respondió, esto es más serio de lo que tú piensas y solo en persona podría contártelo, agregó.
Empezó con una historia que nuestra familia comenzó a documentar desde mi bisabuela, por ello de algunas páginas que se veían muy antiguas y algo maltratadas; historias de colibríes que desaparecen en un haz de luz y que aparecen en otro, muertes en la familia de forma inexplicable y hasta elementos terrestres catastróficos relacionados con la muerte de los colibríes blancos; en este punto estaba totalmente molesta, ¿Cómo es posible viajar tantas horas para que mi madre estuviera preocupada por un cuento para entretener a los niños, escrito hace años y sin base científica, nada de experimentos factibles y todavía faltaba lo peor; que los buenos y malos deseos de los demás hacían todo esto posible, fue cuando ya no pude más y la interrumpí:
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Hummingbird
SpiritualHummingbird es un viaje a través del tiempo, desde las lejanas tierras de Irlanda hasta los inicios como nación de los Estados Unidos de Norteamérica, todo esto visto a través de los ojos de 4 generaciones de mujeres que tienen que conservar sus tra...