08

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Un largo bostezo sale de los delgados labios de Yoongi y después de pasar unos segundos mirando al techo, estira sus pies tanto como puede, saltando sobre el colchón cuando se topa con el cuerpo de alguien más.

—Buen día, Yoonie.

La dulce voz de Seokjin terminan de despertarlo, el mayor está sentado en la esquina de la cama, arreglándose la elegante camisa que viste.

—¿Sunbae? ¿Qué...?

—Oh, madre me dejó pasar.

El castaño sonríe en grande y sus ojos lo hacen ver aún más adorable.

—¿Madre?

—¡Vengan a desayunar!

Yoongi se sienta rápidamente con algo de esfuerzo; no sabe si lo que siente es miedo o simplemente está intrigado.

—Saldré primero. ¿Podrías vestirte mejor hoy?

—¿Cómo dices?— ¿Había algo de malo en cómo se vestía normalmente? Ese comentario dolió un poco, pero no lo demostraría.— ¿Iremos a algún lado especial?

—Te llevaré a mi casa.

—A... ¿A tu casa?

Minutos más tarde, tres personas estan sentadas cómodamente aldedor de la mesa para cuatro. El pelinegro come normalmente pero su madre, embelesada por Seokjin no.

—Usted cocina verdaderamente bien, madre.

—Oh, basta. No es verdad.

El menor de todos carraspea al escuchar la risita que sale de su progenitora, pero no está para nada sorprendido, a la mujer siempre le han encantado los hombres guapos.

—¿Por qué viniste, sunbae?

—¿Te molesta? ¿Es que me engañas y no querías presentarme a tus padres?

—¿Qué...?

—¡Por supuesto que no, yerno! ¡Mi hijo jamás sería capaz de jugar contigo, ¿cierto, Yoon?!— Ahora ambos tenían la mirada puesta sobre el nervioso chico con arroz en la boca.

—Bueno, y-yo...

—Dejaremos este tema para más tarde, Yoongi.— Tuvo que asentir cuando los oscuros ojos se posaron el los suyos.— Ahora dígame, madre, ¿no podré conocer a padre hoy?

—No, querido, está trabajando, pero después podrás. Con toda seguridad.

Las delgadas manos de Yoongi están sudando a mares; Seokjin acaba de ingresar en el automóvil y no se ve para nada contento.

—¿Sunbae? ¿Qué le dijiste a mi mamá... para que estuviera así de animada?

Intenta sonreír tanto como su terror le permite.

—¿Sí me engañas?

—No sé de qué hablas, yo...— Un golpe en el volante lo hace callarse súbitamente.

—¡¿Me engañas o no?!— El castaño toma su muñeca con fuerza y ambos quedan frente a frente, uno está completamente rojo de la furia y el otro de pánico.— ¡Me hiciste quedar como a un idiota frente a tu madre!

—Sunbae, me duele...— Intenta forcejear pero no consigue nada, está temblando y no puede ni mantenerle la mirada.— ¡No te engaño! ¡Detente!

El agarre cesa, los ojos contrarios se suavizan y la sonrisa que pretende ser amable vuelve en un segundo.

—Me alegra escucharlo, ¿nos vamos?

—Sí...

Enciende el auto, comenzando entonces el viaje. Un incómodo silencio ha llenado el ambiente.

—Por cierto,— Pero no puede molestarse con su sunbae, es demasiado adorable cuando sonríe y lo mira con ese brillo en los ojos.— no le dije a madre sobre nuestro embarazo, sólo le conté que salimos y nos vamos a casar.

—¡¿Qué?! ¿Le contaste y reaccionó tan bien? ¿Incluso cuando ambos somos hombres?

—Exacto, me dio su bendición.

—Ya veo. Eso está bien, supongo.

La vida de Yoongi // JinSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora