Capítulo 26

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Pasó un tiempo desde que aceptó su nuevo papel pero seguía sintiéndose vacía por dentro, no sabía si era porque estaba muerta o por el sentimiento de no sentir ese lugar como su hogar.

No podía quejarse, no es que pudiese volver a la vida. Lo muerto, muerto esta.

El trabajo fue más sencillo de lo esperado y—si estuviese viva— podría decir que sintió adrenalina en sus venas cuando se enfrentaba a esos espíritus malignos que querían poseer un cuerpo.

También sintió lástima de ellos, si ella también fuese un alma que nunca tuvo un cuerpo también estaría desesperada por conseguir uno para vivir.

— gracias por la ayuda, señorita— le agradecía un anciano con una pequeña sonrisa.

— descuide, es mi trabajo ayudarles a cuidar a los fallecidos— le sonrió.

— ¡Pero si eres muy joven!— exclamó el anciano al aclararse la vista, viendo con mayor calidad a Mabel.

La castaña rio nerviosa y se encogió de hombros.

— ¡Que tragedia! Cada día veo llegar más jóvenes, vivir se ha vuelto un reto de supervivencia donde los jóvenes pierden a menudo.

— es algo complicado— confesó la castaña.

— ¿Complicado? Mi niña, por muy complicado que sea tiene solución. La solución está compuesta por trabajo y ganas— parecía que le estuviese dando unas charlas de llamada de atención.

— ¿A quién cuida?— preguntó cambiando de tema.

— ¡Oh! Hoy estuve cuidando a un joven que vivió poco tiempo debido a una enfermedad.

— ¿Qué enfermedad tenía?— el anciano se acercó al espacio de tierra donde estaba enterrado el difunto, se inclinó y enterró los dedos en el césped que al tacto empezó a desprender un brillo cálido para que después como un rollo de película empezara a aparecer escenas de una vida.

— ¿Qué es...?

— lo que fue una vida— contestó— mira con atención— la castaña apartó su vista del anciano y se concentró en ver las escenas que pasaban frente a sus ojos. En ellas se veía a un niño que jugaba tranquilamente, en otra aquel niño ahora era un joven que sonreía y reír con sus amigos de la escuela para que al llegar a casa se retorciera de dolor en el piso.

— ¿Esto es lo que vivió?— el anciano asintió aunque no pudo ver su acción.

En otra escena, los doctores hablaban con el joven y le explicaban que el cancer había despertado hace ya varios meses pero que recién ahora había dado un movimiento. En otra escena las quimioterapias y en otra escena el joven mirando el cielo en la madrugada, decidiéndose y tomando sus cosas para después huir del hospital e ir a donde el destino lo guié.

En una de las últimas escenas, se le vio viajando, conociendo, explorando, hasta pudo sentir el sentimiento del amor pero en silencio porque de nada valía si iba a morir dentro de poco, entonces cuando sintió que había vivido al límite.... regreso a casa y se despidió de sus padres para lograr alcanzar el sueño eterno en paz.

Todo volvió a ser como antes, la castaña tenía lágrimas en los ojos que no había sentido hasta que el picor de la nariz la delató.

— me pregunto si el joven hubiese querido regresar a la vida— Mabel abrió más los ojos y lo vio extrañada.

— ¿Cree que le hubiese gustado...?

— ¿Quién sabe? Uno cree que al morir, muere y ya. Pero ¿y si no? Puede que haya algo más después de aquí, como puede que no, así como aquel joven que sabía que iba a morir y decidió morir viviendo lo máximo que podía.

La luz eternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora