Marycruz y Angel

Capitulo 8: Secuestro amoroso.

Alfonso llevó a Marycruz de un lugar a otro para que no pudiera reconocer el lugar a donde la llevaba. Pero él era una persona poco inteligente, así que termino perdiendose y llevandola a una casa de carrizo que encontró abandonada en un basurero.

La obligó a entrar.

-Alfonso, tienes que dejarme ir.-Marycruz trataba de convencerlo.

Alfonso hiso cado omiso de su suplica y fue por algunas flores que crecían en aquel basurero.

Cortó lo pequeños petalos de algunas flores, los llevó dentro de la casa de carrizos y los puso sobre un petate que estaba en el piso.

-Esto es para ti chula.-Dijo Alfonso mientras señalaba el petate en el suelo.

Marycruz enmudeció un momento, ya que aquél gesto era hermosamente romántico.

Nunca nadie la había llevado a un basurero y mucho menos arreglado un petate con flores para ella. Sin embargo, se daba cuenta de que aquél lugar no era su casa y aquél hombre no era su "macho castigador".

-Esto es verdaderamente hermoso. Pero...- No término la frase, ya que afuera de su nido de amor empezaron a sonar unas sirenas estridentes.

-Hay nos vemos.- Dijo Alfonso antes de salir corriendo, tomar su bicibleta y volver a pedalear rápidamente. Marycruz observó por la ventada como se alejaba, le daba muy rápido he iba encorbado como el jorobado de Notre Dame y llevaba el machete apuntando hacia arriba en la mano.

Al parecer Angel había llamado a la policía para que la rescataran y habían acudido rapidamente.

Marycruz se quedo parada justo donde estaba, esperando ser rescatada. Unos segundos después entro Angel.

-Marycruz, mamasita chu...-Angel observó el petate y las flores.

-No es lo que parece hermoso Angel mío.-Al ver como deformaba la cara, Marycruz trato de explicarle las cosas.

Angel salío de la casa de carrizos con el dolor aparente en los ojos. Marycruz trató de seguirlo pero un momento después un policía la sacó de ese lugar.

-Estará bien Señorita.- Dijo el policía.

Marycruz no sabía si estaría bien. Angel se había ido sin decir apenas 5 palabras y decepción grabada en el rostro.

¿Cómo pudo pensar que lo había engañado?. Eso era la despedida.