♥ En El Cielo ♥

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~Se que siempre me amaras, aunque ya no estés a mi lado; pues tu amor es tan grande como el mismo cielo~

Después de que Linda firmo la autorización para que salvaran a Neyra, en caso de que llegara a ser necesario; Alexander conmovido le dio las gracias al tiempo que la abrazaba. No pudo decir nada más, a pesar de estar pensando en tantas cosas. Simplemente la abrazo el tiempo que fue necesario para expresarle que estaba con ella; que comprendía y compartía su dolor, sus dudas y su incertidumbre.

No sabía que estaba pasando o porque Neyra estaba ahí, de lo único que estaba seguro era de que no era justo que el destino los separara. No sería justo para él ni para Bryan perderla. Tampoco sería justo para Linda perder a su hija a los pocos meses de haber enterrado a su esposo. Se golpeaba mentalmente por haber permitido que Neyra se fuera sola al baño, él sabía, presentía que algo estaba mal con ella.

Si ella libraba esa batalla, nunca más volvería a ignorar su instinto, ni con ella ni con sus hijos. Al venir a su mente sus hijos, recordó que Bryan estaba en la sala de emergencias con su cuñado Luis, quien todavía no sabía que estaba pasando con su hermana. Se disculpo con Linda por dejarla sola un momento y se dirigió a la sala de emergencias, en el camino le hablo a sus papas para que fueran acompañar a Bryan mientras sabia algo del estado de Neyra.

A Neyra aun le faltaban seis semanas y media para dar a luz, no estaba lista; por lo tanto, no había alcanzado a estipular o a firmar su petición de salvar a su hijo en caso de que ella no pudiera decidir cuando llegara el momento.

El corazón de Neyra había trabajado en exceso durante los últimos meses, y finalmente le estaba pasado la factura. Su ritmo cardiaco comenzó a descender, anticipando que quejaría de latir en cualquier momento. Cuando los doctores iban a intervenir para salvarla a ella, aun cuando esto pudiera hacerle daño al bebé.

Increíblemente, como si ella supiera que iban a poner en riesgo la vida de su bebé, de pronto su ritmo cardiaco se estabilizo. Los doctores voltearon a verse sin comprender que había pasado o cómo era posible que hubiera sucedido tal cosa. Estuvieron unos segundos viéndose entre todos, hasta que el monitor del ritmo cardiaco del bebé comenzó a indicar que el pequeño corazón estaba sufriendo una irregularidad cardiaca. De inmediato procedieron hacer un ultrasonido y vieron como el cordón umbilical estaba enredado alrededor del cuello del bebé. Obligando a los doctores a intervenir de inmediato para evitar el sufrimiento fetal, y sobre todo para evitar que muriera.

La cesaría de emergencia comenzó y diez minutos después el obstetra corto el cordón umbilical y le pasó el pequeño bebé al pediatra, para él poder revisar el útero y asegurarse de que la placenta haya sido extraída en completa. En ese momento se produjo una hemorragia y poco después su ritmo volvió a descender considerablemente.

La familia de Neyra se negaba aceptar que la vida de Neyra y de su bebé estuviera en las manos de los doctores. Su fe en Dios les decía era Él quien tenía la última palabra y a Él recurrieron, orando con fe le pedían un milagro. Neyra y Alexander ya habían pasado por mucho para estar juntos, la muerte de Manuel sirvió para unirlos y ahora que finalmente todo parecía estar bien entre ellos no les parecía justo que pasaran por otra perdida.

Debido al estado de Neyra y a que la cesaría fue emergencia, tuvieron que ponerle anestesia general. A ella le hubiera gustado mucho que Alexander estuviera presente en el parto de su segundo y último hijo. Le hubiera encantado poder ver el rostro de su bebé, darle besos y decirle cuanto lo amaba, pero no pudo hacerlo. Comenzó a sentirse mal cuando fue al baño, y se alarmo cuando vio su panti–protector todo húmedo de un tono rosado. Cuando salió de ahí, en vez de regresar con Alexander y con Bryan, decidió ir al área de maternidad para ver si le podían hacer una revisión rápida.          

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora