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Un auror encontró a los amantes durmiendo en un nudo de brazos, piernas y cabellos, envueltos en el tul de una arruinada túnica de novia en una de las aulas del tercer piso del Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Eran las cinco de la madrugada y los aurores habían seguido las pistas de una noche desenfrenada de sexo y alcohol hasta llegar a ellos.

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Los amantes habían llegado al Colegio con otros héroes y heroínas y otros participantes de la Batalla de Hogwarts para la tarea titánica de reconstrucción del edificio a mediados de Junio. El Director, Severus Snape, solicitó ayuda para tal empresa. Increíblemente había sobrevivido a la batalla recuperándose de sus heridas en tiempo récord, alimentando con eso los rumores de que no era el murciélago de las mazmorras sino el vampiro, susurros con risitas por lo bajo que nadie se animaba a decirle en la cara pues había vuelto con una Orden de Merlín de Primera Clase (que Harry Potter le consiguió con su testimonio y que él no agradeció) y con el mismo insufrible y amargado carácter. Su primera orden, cuando fue reinstalado en su puesto, fue llenar el Castillo de "ojos" mágicos que monitoreaban la actividad lícita e ilícita de alumnos y profesores por cuestiones de seguridad ya que Dumbledore había dejado ese tema sin supervisión y así le había ido a todo el mundo mágico.

Harry Potter había vuelto, taciturno y con mirada intranquila y Hermione Granger, que esperaba poder hacer el año que le faltaba de educación mágica si la Escuela volvía a abrir sus puertas. Luna Lovegood y Neville Longbottom también entre otros alumnos de distintas casas. Los Weasley no, porque se recuperaban en familia de la muerte de uno de los suyos y de la guerra en general. Junto a algunos pocos slytherins, había regresado Draco Malfoy como parte de su probation, con la cabeza en alto pero los ojos tristes y vacíos. Un detalle curioso sacó momentáneamente a Harry de su mutismo:

—Mione ¿Por qué Malfoy tiene el pelo tan largo si lo vi en su juicio no hace mucho y lo tenía corto?

Hermione lo pensó un poco y sin darle demasiada importancia porque leía un grueso libro sobre núcleos mágicos en edificaciones antiguas, contestó que debía ser porque ahora Draco era el cabeza de familia y la magia lo reconocía por lo que su cabello se ajustaba a su nuevo estatus.

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Para la investigación sobre "los amantes de Hogwarts", nombre con el que inmediatamente la prensa rosa empezó a titular el hecho, llegó al Colegio el Jefe de Aurores y Gran Detective Gawain Robards que cuando escuchó quiénes eran los involucrados decidió que él mismo se encargaría de resolver el asunto. Pensó que sería fácil ya que habría muchos testigos de lo ocurrido por la cantidad de personas que ayudaban en la reconstrucción pero la cosa no resultó ser tan fácil.

—Yo no vi a nadie en toda la noche— dijo uno de los jóvenes después de que recuperó la conciencia en la enfermería gracias a Madam Pomfrey. Lo habían llevado desmayado, con un hechizo levitador, cubierto como un cadáver. Por el suelo arrastraba la cola blanca de la túnica y su cabello de sirena. Al otro muchacho, los aurores lo condujeron a un aula vacía para interrogarlo "amablemente" ya que realmente no sabían si había cometido algún delito y no era cosa de quedar mal con la sociedad mágica maltratando a un héroe. Los testigos, que para este evento sí aparecieron, los miraban con un poco de morbo y algunos, con envidia.

LOS AMANTES DE HOGWARTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora