LOS AMANTES DE HOGWARTS

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Uno de los que había arribado al comienzo de la reconstrucción fue un Inefable quien no quiso dar su nombre ni decir qué hacía para el Departamento de Misterios pero que, con un curioso artefacto, llegó a la conclusión de que para reparar el edificio debían "despertar" el núcleo mágico dormido del Castillo. Por qué estaba dormido era un misterio que dejaba un poco mal parados a los anteriores directores por su desconocimiento en esta materia y que Severus Snape se propuso desentrañar. El Inefable después de contestar la miríada de preguntas de Granger elaboró con ella el ritual del "despertar" como lo llamaron. Todas las varitas disponibles participaron en él y después, vaya que Hogwarts realmente revivió.

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—¿Por qué ibas vestido de novia?—lo interrogó Robards. Ya había verificado los ojos mágicos y nada se veía en ellos salvo a los dos jóvenes, uno de ellos vestido de novia, saliendo de la mano de un aula del tercer piso (que no era en la que los encontraron) mirándose y muy cerca, aproximadamente a las 10 de la noche y luego...nada más.

—¿Te casaste en secreto con Harry Potter? ¿Le diste Amortentia? ¿Esto es un plan macabro o una broma de venganza por la caída de ...Voldermort? —Acusó casi sin respirar, salvo al final que tartamudeó y el joven frente a él por poco rodó los ojos para finalmente quedarse en una de las preguntas:

—¿Con quién?

—Con Harry Potter

—Así que así se llama él... bonito hombre y bonito nombre ¿no le parece Inspector?

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Hogwarts había "despertado" con una personalidad determinada y optimista. Los hechizos de reparación resultaban más potentes, la reconstrucción avanzaba a pasos agigantados y el ánimo de la gente empezó a cambiar junto con el ambiente cálido y acogedor de la Escuela que "dormía" cerca de ocho horas diarias para recuperarse mejor de las heridas infringidas durante la batalla: paredes derruidas, parte de la biblioteca quemada, salones polvorientos, muebles rotos. Flores empezaron a crecer en las tumbas de quienes fueron enterrados allí. Todo marchaba bien hasta esa noche de principios de agosto durante la cena...

Una alarma persistente empezó a sonar para los que habitaban el lugar, las luces empezaron a titilar y el Colegio los empezó a evacuar moviéndolos, mediante su magia, insistentemente hacia las puertas. Ante lo que estaba sucediendo, Harry Potter nuevamente salió de su apatía para preocuparse:

—Mione. ¿Viste a Malfoy? No estaba en el Gran comedor — e inmediatamente al no tener respuesta, se adentró en el edificio sin que sus compañeros pudieran hacer nada por seguirlo ya que el Castillo los echó a todos afuera y cerró las puertas herméticamente.

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Robards no daba crédito a lo que oía. El muchachito tonto quería hacerle creer que él no sabía quién era Harry Potter. Sus aurores ya habían buscado hechizos y pociones en los dos y no encontraron nada, así que bufó y volvió al ataque:

— ¿Y no se te ocurrió preguntarle el nombre?

El Inefable que había trabajado en Hogwarts pidió tener unas palabras con él y Robards dejó a un joven muy sonrojado y pensativo, para escuchar lo que el hombre y Hermione Granger le contaron acerca del comportamiento muy extraño de la magia del lugar. Consultados acerca de qué efectos colaterales pudo haber tenido sobre los muchachos que quedaron dentro dijeron que podría ser cualquier síntoma como pérdida de memoria o incluso memoria selectiva y como los habían escuchado en sus interrogatorios agregaron:

—Parecen estar los dos como drogados con Veritaserum pero conservando la expresión de sus emociones y sin saber uno del otro, ni de su participación de la guerra.