Harry Potter, a quien Corazón de Bruja empezaría a llamar "el mago del amor" en principio como protección de su identidad( lo que duraría poco) recordó qué estaba haciendo antes de esa noche:
—Me tocó sacar los cuadros que quedaban de los pasillos porque iban a restaurarlos...
—Qué conveniente —masculló Robards con mala leche ya que eran menos testigos para interrogar sobre lo sucedido. Empezaba a sospechar que no había habido delito alguno pero esperaba poder enterarse de todo lo que pasó entre esos dos antes de que se terminara el hechizo de Hogwarts , aunque después por decoro y deferencia hacia el Salvador del mundo mágico debiera enterrar todo el archivo bajo toneladas de hechizos de ocultación.
—Estábamos cenando —siguió Harry cuando una alarma empezó a sonar y yo me levanté de la mesa buscando a ....alguien— dijo inseguro. La búsqueda me llevó a un aula del tercer piso aunque creo que fue el Castillo el que me fue llevando. Ahí estaba él, frente a un espejo, con lágrimas en los ojos y observando su vestido de novia, es decir, su túnica jeje . Me crié en el mundo muggle— aclaró como si los aurores no lo supieran.
—¿ Entonces...en esas circunstancias encontraste a Draco Malfoy?
—Draco...¿ Así se llama? Sí... le queda bien ese nombre, es exótico y elegante como él.
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—¿Por qué ibas vestido de novia?-volvió a interrogar Robards.
—Ayer a la tarde fui a la Mansión Malfoy a reunirme con mi madre para definir el futuro de mi Casa ya que como mi padre está preso en Azkabán yo soy el nuevo patriarca de mi familia. Lo que empezó como una reunión tranquila terminó en una discusión sobre mi posible matrimonio con la heredera de los Greengrass. No quiero casarme y ya había conversado con mi madre sobre mis "preferencias"— contó Draco, como si algo lo obligara a hablar de sus problemas con esos desconocidos que lo habían maltratado un poco con sus risitas por lo bajo y sus miradas suspicaces— Pero mi madre prefiere pensar que lo mío es una "etapa de rebeldía" a aceptar que me gustan los penes —agregó en un ataque de sincericidio.
—Antes de volver al Colegio, tomé una botella del mejor whisky de fuego de mi padre y me lo fui tomando del cuello mientras regresaba por la red flú. Cuando llegué, algo extraño pasó... el edificio me fue llevando al tercer piso, a un aula en la que había un espejo. Me observé, por costumbre, mientras seguía tomando de la botella y me vi con una túnica blanca de novia. Era hermosa, con ribetes en plateado y pedrería con mucho tul bajo la larga falda y con cola. Me abracé a mí mismo y algo se apretó en mi pecho. Vestía realmente la túnica aunque antes cuando me miré tenía el uniforme del Colegio y se me cayeron las lágrimas cuando me di cuenta que nunca, nunca podría casarme con esa túnica puesta y que ese era el desesperado deseo de lo más profundo de mi corazón.
Esto último hizo pensar a Robards en alguna teoría acerca de un artefacto mágico con ese poder pero no consiguió corroborarla ni descartarla. El Director, a quien le preguntó, confirmó que sí, el espejo de OESED había estado en la Escuela hace unos años pero no, no estaba aquí en este momento y no sabía su paradero. Tal vez el retrato de Dumbledore pudiera tener idea pero no había sido instalado hasta la fecha en el despacho del actual Director que no parecía muy interesado en resolver ese misterio en particular pero estaba de mejor humor como si la magia también lo estuviera afectando.
—Bueno, entonces ¿Qué pasó después?
—Entonces entró él.
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LOS AMANTES DE HOGWARTS
FanfictionUn auror encontró a los amantes durmiendo en un nudo de brazos, piernas y cabellos, envueltos en el tul de una arruinada túnica de novia en una de las salas del tercer piso del Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Eran las cinco de la madrugad...