La armoniosa melodía de la trompeta de La vie en rose de Armstrong comienza a sonar por mis audífonos, logrando así, que aterrice y regrese abruptamente al mundo real.
Camino por la vieja plaza San Martín, esquivando charcos de agua de lluvia.
Lluvia que rompió todo panorama y lógica al caer sorpresivamente sobre la ciudad. Los nubarrones cubren el cielo y el hermoso celeste que se podía apreciar hasta hacía unos momentos. El sol no se rinde tan fácilmente ante este injusto ataque y, realizando un gran esfuerzo, logra resquebrajar la estructura de aquel manto oscuro. Logrando así, que un halo de luz se cuele y consuele a la plaza del feroz ataque.
"Hold me close and hold me fast The magic spell you cast, this is la vie en rose" la voz rota de Louis interrumpe la melodía, interponiéndose sobre ella. Lentamente, despliega su poesía sobre mis cansados oídos, con el único objetivo de llegar a mi cabeza y obligarme a acompañarla en voz baja, por detrás del bozal de cuero que ahora obligan a llevar en el rostro.
La lluvia no espanta a la gran cantidad de vendedores ambulantes, hoy hay más que de costumbre.
Todos cargan en sus brazos un montón de paraguas, de distintas formas y colores. Al unísono, anuncian en voz alta y hacia los cuatro puntos cardinales sus productos con sus respectivos precios.
Mucho anuncio para tan poca clientela, ya que el resto de las personas corren buscando un lugar donde esconder sus cuerpos de la lluvia.
Mientras que, de mi parte, solo camino. Ya estoy demasiado cerca de mi destino, no quiero apresurarme. Quiero terminar de oír y cantar a la par, la canción del señor Armstrong.
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Reflexiones Eufóricas.
DiversosEl tiempo rige sobre nosotros, nos esclaviza bajo su yugo. Imposible no cambiar. Todos cambiamos. Atrás quedaron los celos juveniles, los amores y desdichas. Los momentos y los escenarios. Las rutinas y las imprecisiones. Todo cambió, todo ya mu...