Bajo el muérdago

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Ya era viernes y Byounggon no podía más vivir sin Yonghee, la incertidumbre sobre el estado de su relación lo estaba mantando, en el trabajo todos lo veían con lastima preguntándole si todo estaba bien.

No, nada estaba bien, estaba cerca de perder al amor de su vida y era todo culpa de sus padres. Varias veces pensó en llamarlos y decirles que habían arruinado su vida, pero eso desataría una conversación y tendría que decirles por qué arruinaron su vida y evidentemente aún no estaba listo para eso, porque si lo estuviera, ya lo hubiera hecho. Sin embargo, todos los posibles escenarios que se había imaginado donde le dijera a sus padres su situación y ver su cara de decepción o rechazo, le partía el corazón en mil pedazos.

Otra parte en su cabeza le decía que no importaba, al final, su corazón ya estaba roto por lastimar a Yonghee, no podía ser peor que esto.

El dolor fue el que lo hizo permanecer fuera del conjunto de apartamentos de Jinyoung en una noche de viernes, esperando a que Yonghee llegara. Byounggon ya había intentando hablar con Yonghee en persona, pero Jinyoung lo había detenido, excusando que Yonghee aún no estaba listo para hablar a menos de que fuera para decirle que ya salió del clóset.

Espero por algunps minutos en la cafetería de enfrente hasta que finalmente vio que Yonghee llegaba de trabajar, sabía que Jinyoung llegaba más tarde porque antes Yonghee comentaba que odiaba esperar a que Jinyoung llegara de trabajar para contarle un chisme.

Finalmente juntó un poco de valor y tocó en la puerta, Yonghee abrió enseguida, seguramente pensando que sería Jinyoung, enseguida vio a Byounggon quedó un poco atónito.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó.

—Queria hablar contigo... Y verte —confesó— ¿Podemos hablar?

Yonghee permaneció un segundo en silencio mordiéndose levemente un labio, seguramente dudando sobre qué hacer, un tierno hábito que tenía.

—Está bien —dijo suavemente abriéndo la puerta para que pasara.

Pasaron y Byounggon no había entrado tantas veces al apartamento de Jinyoung pero parecía un caos con todas las cosas de Yonghee en la pequeña sala de estar. Incluyendo lo que parecían ser almohadas y sábanas para que durmiera en el sofá.

—Será mejor que hables rápido, si Jinyoung te ve aquí me va a reprimir...

—¿Por qué? —preguntó ahora mirandolo.

—Porque le prometí que no te vería hasta... que supiera que le habías dicho a tus padres.

Byounggon suspiró suavemente y miró al chico con lastima, ahora veía las grandes ojeras que llevaba y que en general se veía bastante miserable, como él.

—Aún no les he dicho —aceptó, Yonghee solo desvió la mirada— pero lo haré, pronto.

Yonghee levantó una ceja escéptico, luego dio un suspiro simplemente se sentó en el sofá.

—Solo quería que supieras lo mucho que te extraño y que no debes hacer esto —le dijo repentinamente llamando su atención— tú tienes una casa, nuestra casa y es tuya cómo es mía, no deberías estar fuera —dijo eso último en caso un susurro.

—No es fácil estar contigo justo ahora.

—Lo sé, lo sé, pero pronto voy a solucionar todo esto, no debes esperar durmiendo en el incómodo sofá de Jinyoung, puedes venir a casa conmigo.

Yonghee lo miró triste así que Byounggon se sentó a su lado sosteniendo su mano suavemente.

—Por favor, vuelve a casa conmigo —le dijo en una súplica.

Pero es tan fácil | GONHEEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora