Capítulo 9:

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Katsuki estaba nuevamente en esa ventana; mirando al vacío.

Todo él dormitorio estaba a oscuras.

Solo la iluminaba la luz de la luna que entraba por esa dichosa ventana.

Simpre que se encontraba una sensación extraña de soledad y vacío.

No entendía por que esa estúpida ventana traía de tal manera.

También buscaba algo con la mirada pero realmente no sabía que es; sentía melancolía y realmente le molestaba.

Era de noche fuera de esa mansión.

En eso entro la duda de qué hora sería, miró él gran reloj que se encontraba cerca de la chimenea.

Porque claro que escogió la habitación principal para él aunque sufriera insomnio y no necesitará la gran cama o esas elegantes cobijas o los libros que almacena y un gran reloj.
Aun así después de todo, él era él jefe y señor del lugar y merecía lo mejor de lo mejor.

— 2:59 de la mañana, mierda.— Todavía faltaba mucho para amanecer.

Estaba aburrido y no tenía nada que hacer.

Suspiró.

Pero como si él diablo estuviera a si lado le susurro algo para no aburrido.

« La perra ¿No te gustaría interrogarla? »

En él rostro de Bakugo se formó una una risa siniestra y se relamío sus labios con diversión.

— Joder, eso estaria bueno.— Caminó a paso lento hacia un cajón que se encontraba casi a lado de la ventana.

Tomo un simple pedazo de cuerda un a tanto gruesa.

Una vez tomada, sonrió con pereza y soltó un par de bífidos, sin embargo se sentía feliz por un momentos; por fin tomaría aunque poco, pero se vengaría.

Sentía tanto odio y rencor; que se preguntaba "¿Como soportó tenerla así, sin hacerle dañó por tanto tiempo?".

Caminó fuera de la habitación para encontrarse unas escaleras que daban acceso a otros cuartos y la entrada principal.

Bajo lentamente pensando con que tortura emplazaría o sería mejor interrogarla.

Sabía muy bien que eso de ser pacifico no era lo suyo pero quería respuestas además intentar por primera vez no estaba de más.

Estando ya abajo; busco él sótano.

Vio una puerta descuidada con un cartel de "El huésped" y de la perilla colgaba un pequeño cartel de esos de hotel que decía "No molestar" en forma de burla.

Obviamente la idea era de toga; pero de ella se hablara después.

Estando ya enfrente de la puerta, nuevamente se relamío los labios.

Toco suavemente la puerta dando aviso que entraría; no hubo respuesta pero tampoco esperaba una.

Entró y ahí estaba sentada en una silla de madera una chica.

Al rededor había un poco de sangre.

Y realmente disfrutaba la vista, las delgadas piernas estaban fuertemente atrapadas con cinta de aislar, las manos que estaban por detrás de la silla, tenían un rojo intenso por lo apretadas que estaban.

Ella estaba llorando, gimoteando, temblando y con una lindo trapo al rededor de la boca.

Ella por acción reflejo levantó la mirada, dejando en evidencia lo desgastadas, hinchadas e irritadas que se encontraban.

Eres Mio. Así lo deses o no. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora