—¡Ya sal de ese jodido baño! —La puerta sonó repetidamente mientras su agudo grito la acompañaba.
Jeongyeon solo podía quedarse en estado de shock. Literalmente el color le abandonó el rostro, sus manos sudaron frío y unas inmensas ganas de reír y llorar se hicieron presente.
¡Tenía que ser una jodida broma!
—¡Jeongyeon, ya llegó todo el mundo! —Lavó sus manos y mojó su rostro.
Se miró al espejo y supo que estaba perdida, muy perdida, bueno... En realidad estaba jodida, todo se había ido al carajo.
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Mina volvió a golpear la puerta con mucha más fuerza, por lo que Jeongyeon se enderezó y comenzó a eliminar la evidencia.
—Ya hablamos de esto, tienes que superar a ese imbecil. —Jeongyeon rompió la caja en miles de pedazos y las oculto en el fondo del bote de basura—. Le dije a Mingyu que no lo invitará pero son mejores amigos, enserio enserio traté —y le constaba. Jeongyeon respiró ondo y tiró la puebra a la basura, acomodo su aspecto y abrió la puerta
—Estoy bien, solo me duele el estómago
—¿Lloraste?
—Me dio un ataque de risa
Mina asintió y dejó que ella caminara primero.
La fiesta de fin de año la ponía nerviosa, anciosa pues lo menos que necesitaba era ver a Hansol.
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Sus miradas se cruzaron en un momento para luego Jeongyeon lo ignorara.
Incomodidad
Eso es lo que ella sentía, sus manos temblaban mientras este la observaba a lo lejos
Lucía atractivo, un saco rojo, su cabello negro perfectamente arreglado, y esa jodida sonrisa. Lo odiaba.
Habían sido la pareja perfecta por mucho tiempo, muchos creían que por fin después de tanto tiempo Vernon había caído bajo el encantado de Jeongyeon.
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