VI

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Mis manos se movían frenéticas sobre mi regazo, había pasado una semana en la que Noa había decidido ir a mi casa todos los días, sabía que algo pasaba, pero no podía sacarle información, el caso de las dos víctimas seguía en pie y en este momento nos dirigíamos a otro homicidio a unas calles del primero.

- ¿Por qué me ocultas cosas?, sabes que sabré la verdad – Noa apretó el agarre en el manubrio, pero no dijo nada, una llamada llegó y el altavoz se encendió.

- Hola cielo – esa voz, era ella, mis manos ahora estaban sobre mis oídos, lo que menos quería era escucharla a ella.

- Hola, estoy un poco ocupado ¿te llamo más tarde? – dijo él tratando de girar sobre el tumulto de gente que se encontraba en la calle, abrí rápidamente la puerta y el grito de Noa me hizo parar durante un segundo - ¡Em!, no hagas esto – cerré la puerta de un portazo y empecé a caminar hacia la casa que seguía rodeada de periodistas.

- ¿Ya han resuelto todos los casos?, ¿tienen un sospechoso?, ¿por qué todos tienen lazos con universidades prestigiosas? –negué y entre rápidamente. Lucia me esperaba.

- Hola, ¿Franco viene contigo? – asentí y dirigí mi mirada hacia la entrada en donde él venía caminando y seguía hablando por teléfono, bufe y me cambie rápidamente.

- ¿Quién es? – el cuerpo de una pareja en una pequeña cocina de color blanco y gris con salpicaduras de sangre en la pared y una gran charco de sangre sobre la baldosa de madera hacia que la sangre tuviera su protagonismo en la escena, tome el cuerpo de la mujer para revisar su espalda pero no había rastros de tatuajes allí, ¿no están ligados?, Franco entró a la escena buscándome con desesperación, bufe y me levante para determinar si había algo inusual en la escena – Lucia, en todos los casos no se ha encontrado entrada forzada en puertas o ventanas, ¿cierto? – ella me miro.

- Sí, no hemos encontrado ninguna puerta o ventana con entrad forzada – camino hacia el gran ventanal del apartamento – es muy raro, ¿el asesino los conoce a todos?

- No saquemos conclusiones apresuradas, tratemos de hallar más pistas – lo mire.

- Claro, como ya las tienes – gire sobre mi eje y camine sobre el pasillo en donde estaban todas las habitaciones.

- ¿Cuál es tu problema Emilia? – no le preste atención y entre por una puerta de cristal, un brazo tomo mi codo haciendo quedar cara a cara con él - ¿qué pasa últimamente contigo?

- ¿Qué pasa conmigo?, ¿por qué vas todos los días a mi casa Noa?, cuéntame porque no entiendo eso, no te debo nada en esta vida – camine tratando de ver algo peculiar en el paisaje, pero todo estaba en su lugar.

- Me preocupo por ti Em, ¿por qué no lo puedes entender? – negué y miré una mancha de sangre sobre el escritorio.

- ¡Lucia! – ella entró rápidamente con un perito – analicemos esta muestra de sangre.

- Esperemos que el asesino nos haya dejado al menos una pista, ha sido muy cuidadoso – asentí y salimos del lugar.

- Los veo en la oficina

- No, no espera – miércoles, ¿por qué no simplemente me deja en paz?.

- ¿Qué quieres?, y espero que seas lo más rápido posible – cruce mis brazos sobre mi pecho tratando de no impacientarme.

- Escucha Em, no sé qué es lo que nos ha pasado últimamente, pero no podemos trabajar teniendo esta tensión – me reí con sarcasmo – eh, sé que he estado actuando raro, pero tengo miedo de algo te pase.

- Escucha Franco, no eres nadie, solo mi compañero de resolver crímenes, si alguna vez tuvimos una buena relación y se dañó no fue por mi culpa. Recuerda eso y te pido un favor, deja de ir a mi casa, no tienes derecho ¿está bien? – palmeé su hombro y me fui del lugar.


Tus TrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora