Nos abrimos paso por la multitud que se encuentra reunida en el edificio, al igual que los reporteros, ¿acaso es carroña lo que encontramos?, bufo cuando un periodista trata de obtener respuestas, me giro hacia él, pero Franco me detiene y jala de mi cintura para que empiece este caso sin contratiempos. Quito la mano que sostiene sobre mi cintura.
- No me toques Franco – me mira y sonríe, se acerca cuando estamos en el ascensor. Su respiración choca con la mía, y vuelve a colocar sus manos sobre mi cintura, así que sonrió de nuevo y alzo rápidamente mi rodilla golpeando su entrepierna – ¿qué es lo que siempre te recuerdo? – mi mano alza su barbilla y sonrió cuando sus ojos están cerrados - te dije, aléjate.
- Eres... una idiota, ¿por qué carajos te elegí para ser mi compañera? – lo vi caminar encorvado saliendo del ascensor mientras Lucía nos daba el equipo para no estropear la escena del crimen.
- No fuiste tú, fue el jefe. Así que, deja de quejarte y cámbiate rápido – me miro y gruño mientras se ponía los guantes. Lucía nos miró con una sonrisa melancólica, ¿por qué esa mirada?, llegamos a la cocina y encontramos a una chica alrededor de los 23 años con signos de violencia en sus brazos sentada en el piso de su pequeña y colorida cocina, sus hematomas eran oscuros llenos de sangre. Suspire y Franco maldijo al aire.
- Mariana García, 24 años. Vivía en este complejo de apartamentos hace cuatro años. Estudiaba en la Universidad Pardo de la ciudad. Los vecinos nos comentan que era muy callada, una vecina perfectamente tranquila – la mire tratando de encontrar un rastro de tristeza, pero la cubrió rápidamente. Los forenses tomaban fotos y empezaban a detallar la escena del crimen, objetos que podrían contener ADN o huellas.
- ¿Podemos tener acceso a las cámaras? – comente mientras que recorría el lugar.
- Ya estamos en ello, de hecho, estuvieron a punto de llevarse los discos duros, porque necesitaban hacer la revisión mensual. Llegamos justo a tiempo – exclama mi compañera, mientras Franco se acuclilla y ve las marcas de la chica. Sus ojos están abiertos pero su ropa está intacta.
- ¿Los vecinos habían visto a alguien salir del apartamento?, ¿tiene familia? – Lucia me miro y luego a Noa que seguía mirando a la chica.
- Nos comentan que un chico frecuentaba el apartamento. Los veían salir algunas mañanas juntos o llegar en la noche juntos. El recepcionista dice que no siempre estaban juntos, pero si pasaba mucho tiempo con ella – suspire y mire algún otro rastro de pelea, puesto que, ella tiene sus puños cerrados.
- ¿Sabemos el nombre de ese chico o su paradero? – mire a Noa- ¿qué estás haciendo Franco? – me miro y cerró los ojos.
- Algunos hematomas parecen tener semanas – fruncí el ceño y el forense asintió con la teoría de Franco.
- Sí, así es. Necesito hacer el levantamiento del cuerpo para realizar la autopsia – asentí cuando los peritos terminaron de guardar toda la evidencia y la policía salió del lugar para escoltarlos.
- Con respecto a la familia, era hija única de una pareja que vive en la ciudad de San Francisco.
- ¿Se han comunicado con ellos? – Lucia me miro
- Sí, en la oficina se están encargando de ello.
- Perfecto, dejemos que los peritos hagan su trabajo. Necesitamos revisar esos videos, es necesario reconocer a ese chico– cuando los chicos levantaron con sumo cuidado el cuerpo de la chica pude ver que su espalda estaba cubierta por un plástico transparente – esperen un momento – dije cuando me acercaba a ella y levantaba un poco la camisa mirando su espalda – tiene un gran tatuaje – Franco frunció el ceño.
- ¿Puedes determinar cuándo se hizo el tatuaje? – dijo mi compañero mientras que el perito asentía – bien, cuando tengas la respuesta llámame.
- ¿No crees que es un tatuaje muy grande y estrambótico para esa chica? – le dije a Franco mientras salíamos del lugar.
- No sabemos mucho de ella Em, las personas tienen grandes secretos – asentí y me quede mirando a un chico que cubría su cara con una gorra negra y trataba de pasar hacia el edificio, me acerque a él. Cuando me vio abrió los ojos y empezó a correr.
- ¡Detente! – empecé a perseguirlo y escuche a Franco gritarme antes de empezar a seguirme. Las calles estaban abarrotadas de personas y él chico corría más rápido, en un momento el cuerpo de Franco sobrepaso el mío y le indique cual era. Asintió y vi girar al chico hacia la derecha, miré rápidamente y encontré un callejón, ¿tendrá salida?, mierda, corrí hacia el callejón y en el siguiente pude divisar correr al chico. Así que, corrí mas rápido y lo puse interceptar cuando se cruzó conmigo, forcejeamos y en un momento su puño choco contra mi pómulo derecho aturdiéndome, carajos. Noa paso rápidamente sobre mí y lo derribo unos metros adelante, dos policías lo ayudan y se llevan al chico en una patrulla.
- ¿Estás bien? – pregunto Noa mientras que trataba que la sangre parara. Lucía se bajó rápidamente de la camioneta, me levanté rápidamente y tomé el algodón con alcohol que ella me dio. Noa tomo el volante y nos dirigimos hacia la oficina.
Entramos rápidamente para saber el paradero del chico, pero Noa me jala y me lleva a enfermería.
- Estoy bien Franco, solo es un rasguño – frunció el ceño y tomo mi cintura subiéndome sobre la camilla.
- No voy a dejar que ese imbécil se vanaglorie por golpear a una oficial de policía, así que, hasta que no tengas unos puntos sobre ese golpe no harás nada. ¿Entendido? – bufe y levanto mi barbilla - ¿entendido? – asentí y beso mi mejilla antes de salir.
- Ese hombre es increíble, ¿no es así? – comento la enfermera, sí, lo es. Mi compañero es un grandioso hombre. ¿Cómo carajos llegamos a esto? Cerré mis puños cuando los puntos llegaron rápidamente a mí.
Caminé y encontré a mi jefe mirando el gran vidrio con Noa Franco adentro interrogando al chico, sonreí cuando vi que estaba de policía malo. Sus puños estaban sobre la mesa y trataba de intimar al chico.
- ¿Crees que lograra algo con esa pose? – dijo Lucía mientras me miraba.
- No, es un débil. Solo conseguirá que el chico se ría de el – mi jefe me miro, su vista estaba ardiendo.
- ¿Qué carajos es eso Ponce? – toqué los pequeños puntos y sonreí.
- Digamos que, tuve un enfrentamiento con ese chico y termino golpeándome.
- Ahora entiendo porque estamos viendo el lado rudo de Franco en este interrogatorio – se acercó al micrófono – Ponce está aquí, así que, te ayudara. Ve – asentí rápidamente y quité mi chaqueta antes de entrar.

ESTÁS LEYENDO
Tus Trazos
Romance"La tinta que recorre tu piel me ha traído a ti" - Tus Trazos #6 en Persecusión #15 en Persecusión