VII

1 0 0
                                    

Cerré la puerta de mi casa y me tiré finalmente en el sillón de la sala, mis ojos tomaron un descanso de la luz del poste que se encontraba frente a mi apartamento, cayendo en un profundo sueño. Cuando me levante estaba en mi cama, con mi pijama, mi espalda dolía demasiado y no sabía el porqué, así que, camine hacia el baño y levante la camisa mirando si había algún hematoma en mi cuerpo, pero lo que me encontré me dejo estática.

- Necesito que vengas a mi casa ahora mismo – tire el teléfono sobre el sillón y empecé a caminar en el lugar, esto tenía que ser una jodida broma. El timbre empezó a sonar una y otra vez - ¿Lucía?.

- Sí, abre – abrí la puerta y entro rápidamente, haciendo que mis pies retrocedieran rápidamente – vamos, déjame ver – le di la espalda y subí lentamente mi camisa dejando ver el plástico sobre mi cuerpo y el nuevo tatuaje sobre mi piel – esto tiene que ser una jodida broma.

- Lo sé, no sé qué paso – camine hacia el ventanal de mi sala – recuerdo haber llegado a casa, y me quede dormida inmediatamente. ¿Qué es?, no pude verlo bien – quité mi camisa y caminé de espalda hacia ella. Me mostro su celular y asentí, el flash lleno la habitación y después la pantalla estuvo frente a mí. Cubrí con mis manos mi boca– Es... es el mismo tatuaje que tenía Mariana y Leonardo en su espalda, ¿no es así? – giré sobre mi cuerpo y vi que Lucía tenía sus ojos puestos sobre mí.

- ¿Sentiste algo raro al entrar en tu apartamento? – negué rápidamente y empecé a seguirla tratando de ver que estaba buscando con la mirada – necesitamos llamar al jefe, esto... - la miré.

- Está bien, llamémoslo.

Mi jefe estaba frente a mí con sus manos tomando su cara, mi espalda dolía demasiado. De hecho, tuvieron que hacerle una nueva curación porque la piel aún estaba fresca, es como si hubieran hecho el tatuaje de la manera más rápida posible, pero con el mismo patrón que habían utilizado en el caso de Mariana y Leonardo. Suspiré y vi a Lucia caminar hacia nosotros.

- Es la misma tinta y el mismo patrón de dibujo – me miro – también encontramos una dosis de Rohypnol.

- ¿Es una broma? – bufé, Noa estaba frenético, cuando vio el gran tatuaje en mi espalda solo me quedó mirando por un largo tiempo y desde ese instante no ha deparado en mí - ¿me estás diciendo que, Emilia tomo un medicamento que es ilegal en Estados Unidos y especialmente aquí?, sabes cuan absurdo suena eso Lucía – dijo Noa mientras caminaba por el lugar.

- Tenemos que calmarnos, ya estamos revisando las cámaras del edificio de Emilia – mi jefe me miro y sentó frente a mí - ¿qué recuerdas antes de quedarte dormida? .

Mi cabeza empezó a descifrar cada cosa que había hecho antes de llegar a casa, de un momento a otro una persona llego a mi mente.

- Después de salir del interrogatorio estuve en la cafetería, Noa quería café. Así que fui por ellos. Un oficial choco conmigo haciendo que mi café cayera al piso – mire a Noa - dijo que iba a comprarme uno nuevo y así lo hizo. Después de eso, lo tome y me reuní con Noa, no lo termine de beber hasta que llegue al sótano del edificio. Luego salude al portero y llegue a mi apartamento, nada estaba alterado – mis ojos se quedaron fijos sobre mis manos – todo estaba en orden, no escuche ningún ruido. Pero, soy más activa cuando llego a casa, ni siquiera comí nada. No recuerdo haberlo hecho.

- Estas fuera del caso – abrí mis ojos.

- ¿Qué?, no, no. No hice nada, he seguido siempre las reglas, no puedes hacerme esto – suspiro y tomo mis manos.

- No está en mis manos Ponce, fuiste raptada de tu casa y tatuaron un patrón de dos víctimas de homicidio en tu cuerpo, de las cuales siguen en investigación. Estas ligadas al caso, no como un oficial del caso, sino como...

- Víctima – terminé su oración, me miro y asintió.

- Ahora. – alzó la mirada hacia Noa - no podemos dejarte sola. Averiguaremos quien te drogo y te saco de tu apartamento, tenemos que atar todas las incongruencias que tenemos sueltos y llegar a un dictamen. Mientras que todo esto pase tú – me miró - no trabajaras en el caso, solo, hasta que todo esto termine – asentí resignada, mire a Noa y tenía su mirada fija en mi espalda, mi camisa blanca estaba manchada de mi sangre.

- ¿Seguirá trabajando? – pregunto Noa aun sin despegar la mirada de la mancha de sangre sobre la tela de mi camisa.

- No hasta que te recuperes. El tatuaje lo hicieron muy rápido y con amenaza, te destrozaron la piel Emilia – lleve mis manos a mi cara para evitar llorar, pero no pude, Lucia llego a mi lado y tomo mis manos – te pondré seguridad para que nadie pueda hacerte daño.

- No, no necesito que nadie me cuide, puedo hacerlo sola.

- Ponce – dijo con advertencia mi jefe.

- No – lo mire y quite mis lágrimas – nadie volverá a hacerme daño. No quiero sentirme alguien débil, saben que lo odio. Yo puedo cuidarme sola por el momento, igual, no puedo salir de casa, cuando me recupere volveré al trabajo.

- No estarás en homicidios tendrás que resignarte, ¿entendido? – asentí con rabia.

- Está bien – me pare y me paralice cuando un dolor corrió por toda mi columna vertebral, tome la mesa tan duro que mis nudillos se volvieron blancos.

- ¿Estás bien? – dijo Noa a mi lado, coloco una mano en mi cintura.

- Noa, ¿qué te advertí? – dije cuando su mano no dejaba el toque eléctrico en ese espacio de mi piel.

- Que no te toque, pero no me importa en este momento. ¿Estás bien? – asentí y lo miré, sus ojos dentaban preocupación.

- Estaré bien, me encerrare en casa y todo estará bien – dije, pero él no dijo nada y me acompaño hasta la entrada de mi casa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 05, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tus TrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora