Los gemelos Yugi no tienen una vida fácil, entre dramas familiares y escolares parece ser que estos dos castaños son auténticos imanes para los problemas y los desastres. Hasta ahora han podido sobrevivir dieciséis largos años prácticamente por su c...
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Amane disfrutaba de su momento de calma junto a sus amigos en la sección de astronomía cuando de repente sintió un escalofrío bajando por su espalda que, generalmente, significaba que su hermano se había metido en problemas, maldijo entre dientes se disculpó con sus amigos para correr en busca de Tsukasa, prometiéndoles que los buscaría en cuanto se asegurase de que este no hubiera hecho alguna locura como destrozar algún esqueleto de dinosaurio.
Amane corrió por toda la planta superior donde se encontraba con la esperanza de encontrarle, pero no, allí no estaba. Sacó su móvil y de inmediato marcó el número de su hermano que no contestó. Volvió a maldecir está vez un poco más alto sintiendo la ansiedad y la furia treparle por los pies hasta la garganta, le había dicho que debía quedarse a su lado ¡Siempre tenía que vigilarle! ¡No podía disfrutar de su vida sin que Tsukasa hiciera una de las suyas! Volvió a intentar llamarle mientras se dirigía al ascensor para comenzar su búsqueda en la planta baja. Por fortuna, esta vez si contestaron la llamada, el caso es que no era su hermano, de hecho se le escuchaba gritando y maldiciendo en el fondo junto a ruidos sordos que no logró identificar.
-"Amane-kun...-La voz impasible y apática de una chica que había visto antes con Tsukasa, no recordaba su nombre pero sabía quien era. Le preguntó donde demonios estaba su hermano y que estaba haciendo- Intenté detenerle pero el otro continuó provocándole."
No necesitó más explicaciones, se imaginaba lo que sucedía así que se limitó a pedirle la ubicación para colgar y dirigirse lo más rápido posible a patearle el trasero a quien quiera que le estuviera pateando el suyo a su hermano.
Corrió a gran velocidad hasta la sala de astronomía y no tuvo que buscar mucho, estaban rodeados por un grupo de personas, en su mayoría jóvenes sin uniforme, que contemplaban la escena, hizo un último esfuerzo para meterse entre la multitud y llegar a la primera línea de pelea, donde un desconocido derribaba a Tsukasa para propinarle puñetazos a diestra y siniestra sin contenerse. Al ver aquello, el enojo que sentía porque su hermano le había desobedecido se transformó en una furia asesina conta el malnacido que estaba encima de su cuerpo en ese instante. Lo siguiente pasó muy deprisa. Tomó impulso para derribar al oponente de Tsukasa, dio una vuelta en el suelo para quedar encima de él y solo cuando descargó el primer puñetazo en su cara notó las facciones de su contrincante, unas suaves facciones femeninas deformadas por la furia y algunos otros golpes que seguro el otro muchacho se había encargado de hacer, pero antes de que siquiera pudiera procesar aquella nueva información su nuevo oponente aprovechó su distracción para darle un rodillazo en la entrepierna y quitárselo de encima, se puso de pie de un salto y aunque se tambaleó un poco por lo brusco que había sido el movimiento, tuvo la suficiente habilidad para darle una patada certera y muy dolorosa en las costillas, luego le escupió en la cara, su saliva estaba mezclada con sangre, y se tambaleó en busca de su gorro y los pedazos rotos de sus gafas. Desde aquella posición el mayor de los Yugi pudo ver la larga melena de la chica, rubia platino con un degradado fantasía en las puntas, en cuanto tomó su sombrero se la recogió de forma increíble para que una vez puesto apenas se notara la verdadera longitud de esta. Le miró de reojo y entonces Amane vio algo increíble en aquel único ojo que jamás se imaginó ver en su vida, el iris del globo ocular era de un rojo intenso, con algún sutil degradado a naranja a medida que se acercaba a la pupila.
