Los gemelos Yugi no tienen una vida fácil, entre dramas familiares y escolares parece ser que estos dos castaños son auténticos imanes para los problemas y los desastres. Hasta ahora han podido sobrevivir dieciséis largos años prácticamente por su c...
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Era el momento que los hermanos estaban esperando desde hacía bastantes semanas después de aquella fatídica excursión. Por fin podían regresar a clases, juntos.
Después del incidente con el camión Amane tardó relativamente poco para recuperarse aunque no lo suficiente como para poder entrar en la fecha indicada, cuando se acababa su expulsión, pero eso se solucionó rápido cuando Tsukasa le comunicó al director sobre el estado de su gemelo, supuestamente, de parte de su padre. Una flagrante mentira de parte de el muchacho, que de alguna manera había conseguido que su progenitor no se enterara de la estancia en el hospital del Yugi mayor, estaba tan ocupado con su maldito trabajo que ni se dio cuenta de la ausencia de su hijo mayor ni de los nuevos inquilinos de la casa, el tranquilo y adorable gato Haku-joudai y el hiperactivo y travieso perro Koku-joudai. Tsukasa no paraba de preguntarse si aquella ceguera era causa de el poco interés que tenía su padre por ellos o si la causa de su ignorancia era que estaban bajo la protección amorosa de su madre. El menor prefería pensar que era a causa de la segunda opción. También consiguió tener un horario más ligero por causa del convaleciente –Al explicarle la situación al director le permitió hacer solamente el horario de las mañanas para que pudiera cuidar de su hermano– eso era un completo ganar ganar para él, no tendría que estresarse tanto por las clases, podría cuidar de su herido hermano mayor y sobre todo estaba excusado de limpiar los asquerosos baños de los chicos por las siguientes semanas.
Ahora volviendo al presente, ambos Yugi caminaban juntos hacía la academia, hablando muy animados y contentos por volver a ir juntos a clases. El más pequeño había extrañado mucho a su querido hermano mayor y Amane también, aunque no lo admitiría en voz alta.
-"¡Oh! ¡Y casi se me olvida!-Exclamó Tsukasa sonriendo ha su gemelo mientras lo atraía hacia él rodeando sus hombros con su brazo- Adivina qué Amane..."
El castaño rodó los ojos al cielo y se mordió el interior de su mejilla para evitar que la sonrisa contagiosa de su hermano se revelara en su rostro. Se removió lo suficiente como para soltarse de su agarre y al mirar el puchero que le puso no pudo aguantarlo más y soltó una carcajada. No pasó demasiado tiempo para que Tsukasa le acompañara.
-"Venga escúpelo ya Tsukasa,- Dijo Amane al calmarse un poco después de ese pequeño momento fraternal- no tenemos todo el día."
-" Pueesss...-Tsukasa hizo una pausa larga para darle suspenso a su comunicado. Escondió sus brazos detrás de su espalda y se balanceó sobre sus pies.- He hablado con nuestro querido profe cara de araña..."
-"Tsuchigomori...-Le corrigió Amane con un claro tono de advertencia, podía soportar muchas cosas de su gemelo, pero no le dejaría pasar ninguna falta de respeto por ningún profesor, sobre todo por su maestro favorito.- Recuerda Tsukasa, debes tratar a los mayores con respeto..."
La expresión de el chico se ensombreció y su contrario pudo imaginarse cuales serían sus siguientes palabras.
-"¿Con todos los adultos?- Allí estaba, esa pregunta en apariencia inocente pero con un trasfondo siniestro, Amane podía sentirlo y sintió sus vellos erizarse al ver aquella sombra macabra en los ojos de su hermano. Tsukasa era sin duda alguien con quien tener cuidado a veces.- ¿Amane?"
