Everyone Lies, Even Big Brothers

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Después de un rato, la chica, que jamás le reveló su nombre, se despidió de Amane y lo dejó a solas en la habitación blanca

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Después de un rato, la chica, que jamás le reveló su nombre, se despidió de Amane y lo dejó a solas en la habitación blanca. Se removió un poco incómodo por el repentino silencio. Poco a poco fue sumiéndose en un profundo sueño donde repasó mentalmente los recientes acontecimientos y, al darse cuenta de la forma tan descuidada con la que se había comportado y las estupideces que había dicho, se irguió sobre el colchón de inmediato sonrojado e invadido por un apabullante sentimiento de vergüenza ¿¡Cómo había permitido aquello!? ¿¡Tirarse frente a un camión en movimiento!? ¿¡Llamar a una completa desconocida ángel!? ¿¡Qué demonios le había pasado por la cabeza cuando pensó que algo de aquello era una buena idea!? Sintiéndose increíblemente humillado tomó la fina almohada blanca detrás de sí y la usó como silenciador para un largo grito de frustración. Había sido un estúpido, se había dejado llevar por las promesas de heroísmo que su maldito cerebro le gritaba que debía seguir para impresionar a una chica, ¡Una chica totalmente desconocida además! Amane alejó el objeto de su rostro ardiente para tomar una profunda bocanada de aire y volver a chillar contra la almohada. No podía creérselo.

-"Mmmm...- Una voz que se le hacía ligeramente conocida se hizo presente. Se descubrió el rostro y miró hacía la puerta para volver a encontrarse con la doctora de antes, le miraba con los ojos avellana llenos de confusión y las mejillas de Amane no tardaron en teñirse un para de tonos más. Iba de humillación en humillación y se negaba a seguir hundiéndose más en el lodo. Desvió la mirada e intentó tranquilizarse respirando profundas bocanadas de aire muy despacio- ¿Chico...?"

Cuando se sintió más calmado se armó de valor para volver a encararla, esta vez su rostro había adoptado una impenetrable mascara de póker al igual que el de ella, la única y pequeña diferencia entre ambos eran los pómulos del muchacho que continuaban con un leve carmín sobre ellos. Se aclaró la garganta y se dispuso a contestarle, pero fue interrumpido por un torbellino castaño que se abrió paso, apartando con fuerza a la mujer, hasta la cama del convaleciente. Se abalanzó sobre él con los brazos abiertos y los ojos llenos de gruesas lagrimas que no paraban de correr por sus mejillas.

-"¡Amane! ¡Amaneee!- Chillaba sin parar Tsukasa abrazando a su hermano gemelo con fuerza por el cuello casi dejándole sin aire para respirar.- ¡Idiota! ¡Idiota!"

El mayor miró hacia la otra inquilina en la habitación que les contemplaba atónita seguramente por culpa de la efusividad de Tsukasa con la que le abrazaba, pero en cuanto se recompuso se dio la vuelta y salió del lugar sin decir nada, dándoles privacidad.

Una vez solos Amane se dedicó a consolar a su hermano y a intentar descifrar lo que decía entre hipidos y murmullos y gritos sin sentido, sobre todo estaba contento porque no había muerto, pero estaba tremendamente enfadado por lo irresponsable que había sido al lanzarse así a la calle. ¿Quién lo hubiera dicho? El menor y más alocado de los gemelos regañando al mayor por haber procedido de una forma similar a la de él.

Cuando Tsukasa se calmó por fin, un buen rato después, ambos iniciaron una conversación seria, o mejor dicho un interrogatorio donde el menor contestaba y el mayor era forzado a responder a todas sus preguntas. Las contestó todas con total sinceridad, excepto la que inquiría averiguar el por qué de su acción imprudente, en esa tuvo que ser un poco más creativo.

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