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La angustia lo consumía. Se sentia horrible y quería vomitar. Habia oido a sus vecinos llegar, pero Yamaguchi no volvio a hablarle como le prometió. Quiso pensar que tal vez estaba muy cansado y que prefería dormirse temprano, pero una semana pasó y aun no recibía noticias de su adorado Tadashi. Se sentía solo de nuevo. Su hermano notaba que estaba peor que antes, pero el poco tiempo que pasaban juntos le imposibilitaba acercarse a él para hablar de su estado emocional y mental.

Gritaba contra su almohada intentando no llorar, ¿Que habia hecho mal? Se preguntaba cada día que despertaba. Recordaba cada una de sus conversaciones y podia asegurar que habia sido extremadamente cuidadoso con sus palabras, pero en algún momento tendria que haber metido la pata y arruinado todo. ¿Fue acaso por pedirle verse? ¿Era eso? Era eso, ¿Verdad? Tadashi estaba tan asqueado de él que cuando le propuso eso decidió ignorarlo, "Pero el no es así" "O tal vez nunca lo conociste realmente" "El no haria eso, es muy bueno e inocente" "El hablaba contigo por pena, cuando se dio cuenta de que ya no eras tan patetico, te dejo" "Pero..." Discutía consigo mismo.

Ya casi no comía y en la escuela siempre se llevaba una que otra reprendida por no prestar atención en clases. Tsukishima no se habia dado cuenta cuanto necesitaba un amigo hasta que lo tuvo y lo perdió, ¿Asi habia sido su vida antes de Tadashi? Recordaba los dias grises, ¿Realmente eran grises o solo estaba triste? Recordaba las miradas burlonas de sus compañeros, ¿Realmente eran burlonas o solo él lo sentía asi? Recordaba el abandono de su madre, ¿Realmente lo habia abandonado o solo exageraba? Ella lo habia invitado incontables veces a su nueva casa, lo llamaba todos los días, le repetía cuanto lo amaba antes de cortar, y tantas cosas más que el habia interpretado como pura pena, ¿Acaso estaba siendo una perra con todos a su alrededor? ¿Era él el problema?

Llegó a su casa como siempre, encorvado y con una expresión de "No me hables porque soy capaz de arrancarte un dedo de un mordisco" o algo así. Se sorprendió al ver a su hermano sentado en el sofa de la sala, desvío su vista al reloj y luego de nuevo a él. ¿No debería estar en el trabajo ya?

—Ya se lo que piensas, pero me tomé el día libre hoy. –Lo corto antes de que pudiera decir nada– Y no, no te vas a tu habitación, vamos a hablar.

Odiaba eso de Akiteru. Siempre lo habia admirado, pero cuando su hermano comenzo a ser mas perspicaz con él, decidió contruir una pared entre los dos. Si se distanciaban, Akiteru no podria mirarlo con superioridad y decirle lo triste que se veía, porque eso hacia ¿Verdad? Lo trataba como una escoria, como un patético insecto.

—No tengo nada que hablar contigo –Se excuso sacandose los zapatos–. No tengo ganas de que vuelvas a decirme que soy un imbecil por no salir de mi habitación o no tener amigos.

—Yo... –Silencio.

Dos años atras, cuando todo dejo de ser felicidad, azucar y colores, Tsukki pasaba aún mas tiempo solo. Comía encerrado, tomaba sus clases por internet, si iba al baño se aseguraba de subir el volumen de su música al maximo, y muchas mas cosas que terminaron haciendo a Akiteru sentir pena por él. Pero no el tipo de pena que se siente cuando un niño se cae y se lastima, o el tipo de lastima que se siente mirando peliculas tristes sobre perritos, sino una pena casi paternal. Tenía miedo por su hermano, sabía que podria tener un futuro brillante, pero estaba tirando todo por la borda solo porque su madre se habia enamorado de nuevo, se sentía traicionado. Desesperado por ver a su hermano mejor, solo pudo decirle que estaba actuando como un imbecil, que no era la gran cosa y que deje de ser tan antisocial. Definitivamente no fue la mejor manera de solucionar la situación, pero al menos logró de convencerlo de volver a la escuela.

—Kei, me preocupas. –Siguió, sin importarle si su hermano lo escuchaba o no– Sabes que lo que dije antes no fue para lastimarte. Estaba preocupado por ti y tan desesperado por ayudarte que esas fueron las unicas cosas que pude decir. Se que algo te esta sucediendo, porque hace días te veias tan radiante y tan lleno de vida de nuevo... Me hizo feliz verte así. Pero ahora volviste a estar rodeado de ese aura de tristeza tan... Característico de ti, que tengo miedo. Tengo miedo de que hagas algo Kei. Por eso quiero hablar, por favor. Vuelve a meterme en tu vida.

El rubio habia escuchado todo lo que su hermano dijo. ¿Que se suponía que hicera? ¿Correr a sus brazos llorando? ¿Decirle que habia estado hablando con alguien, que se había enamorado de una voz y que ahora ya no tenia ni su amistad ni sus "Buenos días, Tsukki"? ¿Debia decirle que no queria que su madre se olvidara de él? ¿Que no lo cambiara por sus nuevos hijastros? ¿Que en realidad lo seguia admirando pero su autoestima no le permitía ser feliz cerca de él, porque sabía que jamas tendria tantos amigos o una vida como la suya? ¿Que demonios esperaba?

—¿Acaso crees que me voy a matar? –Pregunto mirandolo con superioridad, pero su ceño flaqueo y termino con una mueca de disgusto, disgusto dirigido hacia si mismo.

—Kei...

Y solo su nombre fue suficiente para romperlo. Necesitaba a su hermano, necesitaba el contacto físico, un calido abrazo y unas palmadas en la espalda. Necesitaba llorar en el hombro de alguien, que le dijeran que era asombroso y que lo estaba haciendo bien, porque hace meses que sentia que su vida se le escapaba de las manos.

Lloro en los brazos de su hermano por lo que se sintió como una hora, hasta que ya no quedo liquido suficiente en su cuerpo y su nariz y garganta dolieran. Le explicó todo, con detalle. Cómo sentía que todos lo odiaban, y como el único rayo de sol en su vida se habia desvanecido sin previo aviso.

—Yamaguchi realmente parece preocuparse por ti –Dijo cuando el menor ya se habia calmado y jugaba ansiosamente con su reloj pulsera–. Esos son los vecinos de la derecha, ¿Verdad? –Kei asintió–. El padre de la familia es doctor en el hospital donde trabajo yo. Tengo entendido que ellos se van a mudar, eso dijo. La madre consiguió un nuevo empleo y un mejor sueldo, por lo que al fin pueden comprar una casa.

Kei sintió su mundo dar vueltas, habia visto camiones de mudanza ir y venir durante esos dos últimos días, pero nunca hubiera imaginado que esa pareja que se iba del edificio eran sus vecinos. Entonces un pensamiento golpeo su cabeza, ¿Acaso Yamaguchi lo habia alejado para no tener que decirle que se iría? No sabía que sentir. Por un lado estaba algo aliviado, tal vez habia una oportunidad para él. Pero por otro estaba decepcionado, su mejor amigo se iría, y ni siquiera podria despedirse de él propiamente.

—Mañana se van definitivamente, deberías hablar con Yamaguchi antes.

Definitivamente, eso haría.

Paredes Finas [TsukkiYama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora