El emo de Konoha

El frijol entre arroses.

Azulado, así es como se empezaba a tornar el cielo, todo empezaba a entrar en el calor de la mañana y la gente comenzaba a despertar.

Este es un gran día, los pájaros cantan, el cielo es hermosamente azul, las nubes parecen flores de algodón y el sol está brillando de manera alegre.

Los aldeanos de Konoha están saliendo de sus casas, para empezar con el pie derecho este día.

El panadero, que ya llevaba toda lo que iba de la mañana trabajando, estaba abriendo su panadería dejando oler el exquisito aroma de el pan recién horneado.

Las mujeres con sus canastas salían a comprar las cosas para un buen almuerzo y comida, todas con trajes coloridos, algunas con vestidos hermosos, arregladas y alegres como lo es el día.

Los hombres salían de sus casas a empezar a hacer sus labores, algunos iban a el campo, otros tantos abrían sus pequeños negocios, la mayoría iba a reportarse en sus trabajos como ninjas pero algo en ellos era común, una sonrisa ocasionada por la tranquila mañana.

Los niños y niñas pequeños jugaban en cada esquina, siempre sonriendo y corriendo, era un día perfecto para salir a jugar hasta que te duelan las mejillas de tanto reír.

Los niños más grandes salian de sus casas un poco hartos por tener que ir a la academia pero al mismo tiempo de emocionados pues el tiempo era perfecto para las prácticas de campo donde podían mostrar de que estaban hechos todos.

Algunas niñas que empezaban su entrenamiento como Kunoichi se dirigián al campo de flores, el día soleado era perfecto para un buen arreglo floral, acción que se les calificaba en la escuela.

Los adolescentes ya sean ninjas o no iban en grupos hablando de tonterías propias de la edad, muchos de ellos a reunirse con sus equipos y otros tantos a ayudar en los negocios de sus padres o madres trabajadores.

Los senseis de los equipos platicaban entre ellos sobre misiones pasadas de las cuales habían salido victoriosos.

Las mascotas y animales el día de hoy parecían saber que iba a ser un día maravilloso pues todos estaban muy tranquilos y jugueteando con los niños.

Las plantas agradecidas por el sol estaban erguidas y muy coloridas.

Los novatos de Konoha estaban platicando como cualquier chico o chica de la edad, la mayoría iba en parejas o grupos, ninguno iba solo.

Incluso la hokague el día de hoy casi no tenía trabajo y estaba tranquila, no hay mejor explicación de lo bien que se la pasaba con su compañera y su cerdita más que decir que juntas estaban paseándose por los alegres barrios de Konoha.

En pocas palabras un día perfecto no?

Bueno así era hasta que una figura irregular de materia oscura se hizo presente en las calles de Konoha.

Cuando pasaba los bebés lloraban, los jóvenes le abrían camino, los adultos evitaban su mirada y los viejos fingían demencia.

Cada paso que daba una persona casi perdía el aliento, los chicos se estremecían y las chicas se aterraban.

Su sola presencia hacía que los animales se alterarán y las flores se marchitarán y aún si no había nubes que pronosticarán lluvia todos estaban seguros de que esté ente tenía su propia nube gris sobre la cabeza la cual de vez en cuando lanzaba rayos a las cosas cercanas a este ser.

Era tanta la carga negativa que llevaba este personaje que hasta los senseis de los equipos se prepararon para un combate inexistente pues su presencia fue detectada como enemiga.

La mayoría conocía aquella cara, como no saber quién era esta persona, era famosa en todos lados por su actitud indiferente y su oscuro pasado pero incluso ni en ese innombrable pasado lo habían visto como ahora.

Algunas de las chicas que regularmente se acercarían ahora tenían miedo de salir electrocutadas, quemadas o simplemente terminar con heridas solo por estar cerca del ente.

Los chicos que generalmente rumoreaban cosas sobre el ser ahora estaban callados, no querían provocar la ira de esa masa oscura, nadie sabía que podría pasar y era mejor no averiguarlo.

Y así..

Siguiendo su camino se encontraba aquel misterioso ente de masa oscura caminando por Konoha, tal como un malhumorado frijol entre alegres arroses.