Aidan Gallagher, un joven actor de diez y siete años lleva una vida bastante monótona, y se podría decir que hasta cierto punto normal, angustiado por un amor fallido tiempo atrás, intenta reacomodar piezas de su roto corazón con una chica latina q...
--Y... ¿Desde cuándo crees que te sientes así? —Cuestionó la mujer mirándome a los ojos.
---Creo que desde que tengo... desde que cumplí quince. --- Medité unos segundos ante la pregunta.
--¿Desde que cumpliste quince?
-- No—Recapacité
---desde antes, todavía tenía catorce, era enero, mi peor enero. —Musité
--¿Por qué tu peor Enero?
No pude contestar, era difícil hablar sobre algo así, quería expresarme con palabras, pero en lugar de eso, sentí un nudo enorme en la garganta y mis ojos empezaron a tornarse cristalinos.
Emily entendió el gesto, y sólo apuntó algo en su libreta.
Tomé de los pañuelos que había en la mesita junto al diván, y lo puse en mis ojos, ocultando mi cara en mis manos, ocultando la vergüenza que me causaba llorar frente a prácticamente una desconocida, tratando de ocultar o enterrar ese dolor y ansiedad que me ha perseguido por meses.
--Sabes que puedes hablar cuando te sientas cómoda, no estoy para forzarte. Pero necesito que me hables más de tu experiencia en tu país, desde donde crees que empezó todo tu dolor. Habla un poco de tus padres, de tus hermanos, de tus amigos allá, de la escuela. —La mujer quiso entrar en detalles, era tonta, se contradijo a sí misma.
Me abracé a mí misma y me rasqué el brazo.
--- ¿Qué quiere que le diga? Que soy una niña normal, que fui una niña normal— corregí--, que sacaba buenas notas, nunca le levanté la voz a mis maestros. ¿y qué recibo como paga? ¿Que el idiota del profesor me manosee en frente de toda la clase y que nadie haga nada? ¿O que entre mis mismos parientes corran el rumor de que ya no soy virgen? ¿Que soy básicamente una prostituta, que por eso mis padres hayan perdido la confianza en mí? Ya se lo dije, ya lo hablé, se lo di a entender. ¡Que no sepa hacer su trabajo es otra cosa!
La mujer me miró petrificada, boquiabierta, quiso decir algo en su defensa, lo vi en sus ojos. Pero lo único que pudo decir fue que saliera de ese lugar o llamaría a mis padres.
Salí de la oficina de la psicóloga inepta, y me dirigí a la sala de espera donde estaban mis padres, no cruzamos palabras, sólo miradas, fue suficiente como para contarles todas las estupideces que hizo Emily, y que quería irme a casa.
°°
De camino a casa sólo pude oír los mismos regaños inservibles de mi madre "Hacemos esto por tu bien, y nos pagas con tu rebeldía" "No tenemos el dinero para pagar los psicólogos a los que te encargas de repeler" "No te entiendo" "no tienes remedio" "me caes mal".
No te preocupes mamá, yo tampoco me agrado.
Cuando terminó de regañarme, me di cuenta de que habíamos llegado a casa por fin.
Salí del auto y me dirigí a mi habitación, pero antes de poder entrar, mi madre habló de nuevo.
--¿tienes hambre?
Negué con la cabeza, las palabras no podían salir, era tantas emociones las que me aplastaban el pecho, que apenas si podía respirar.
No quise verla más, entré a la habitación y cerré la puerta con seguro. Me aventé a la cama y traté de llorar, no pude. Puse algo de música y me dejé llevar por la melodía...
Back home, off the run, singing songs that make you
Holaaa, sé que les debo una explicación del porqué no subí capítulos, je, je, lo que pasa es que tengo un negocio con mis padres y hemos vendido bien gaD, y pues, no tenía mucha inspiraciónque digamos, pero no se preocupen, en dos días subiré unos cuantos capítulos para que se emocionen chido.
porfaaa, voteeen y comenten o su servilleta se deprima. los amo chicxs <3
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