Prólogo

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La desesperación lo inundó. Hacía poco menos de 5 minutos que la lluvia había parado, el mar poco a poco se iba calmando. Era mediados de abril y Garp iba en un buque de la marina junto a sus dos nietos de casi un año y algunos oficiales camino a la Villa Foosha en la isla Dawn. De un momento a otro, el buque en el que viajaba con sus nietos había explotado, una bomba en el almacén había dicho. Ahora su nieta estaba desaparecida, el niño en sus brazos no dejaba de llorar, y la niña no aparecía ni aquí ni allá. Había prometido cuidarlos, no podría darle la cara a su hijo después de eso. Era su nieta. y ahora estaba desaparecida.

—Tranquilo campeón, la encontraremos. Te juro que encontraremos a tu hermana.

El vicealmirante quería gritar, llorar, golpear algo, o alguien. Ambas le servían, no había diferencia. Mientras intentaba mantener a su nieto seguro en el agua, no dejaba de mirar de un lado a otro. No oía llanto alguno además de los del niño en sus brazos, tampoco podía sentirla en ningún lado, ni siquiera debajo del agua.

—Lo sentimos señor, no la encontramos —informó uno de los oficiales.

—No puede ser, sigan buscando, tienen que encontrarla —gritaba mientras se aferraba al niño.

—Señor, el barco de rescate llegó.

—Nadie se irá de aquí hasta que ella no aparezca.

—Señor se acerca una tormenta, no podemos quedarnos aquí. Podemos seguir buscando luego. Debemos abordar.

De alguna manera lograron que el gran hombre subiera al barco, diciendo que en cuento se calmara el clima la buscarían y dando palabras de aliento como si eso pudiera hacer algo por el hombre.

—Para ese entonces será demasiado tarde, manga de idiotas— Murmuraba aguantando sus lágrimas que querían salir. Abrazaba al niño en sus brazos con fuerza, tratando de darle consuelo y dárselo a sí mismo.

Debido a la conmoción, y la desesperación por encontrar a la niña. Nadie notó al hombre oculto en una capa, que se alejaba en un pequeño bote a toda velocidad, con un bulto de mantas en él, que ocultaban en su totalidad a una pequeña pelinegra y apaciguaba sus llantos.

—Hola Anne, a partir de este momento yo seré tu padre, preciosa. Seremos una familia muy feliz, ya lo veras —el hombre sonreía torcidamente, mientras pequeñas risitas escapaban de su boca, hasta que finalmente las dejo salir sin pudor alguno.

Anne había sido declarada muerta en el accidente. El vicealmirante Garp se había encargado de comunicárselo a su hijo y años más tarde a su nieto, Luffy. Garp nunca dejó de pensar en su pequeña nieta, el dolor que lo inundaba y peso que cargaba era mayor a lo que muchos podrían siquiera imaginar. Mientras que la niña crecía en un infierno y el responsable de eso, vivía cómodamente siendo protegido por el gobierno mundial.


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Yellow Lil.

BrotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora