Capítulo 2

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No había nada que los detuviera, Anne se había quemado la mano y parte de la muñeca, eso dejaría marca pero no le importaba, por mucho que le doliera no podía detenerse, no había tiempo, tenía que encontrar al responsable de la exposición, así estarían más cerca de aquel infeliz.

Ignorando lo último que escuchó decir a su madre y el sobre que le había dado, corrió por las calles de Logue Town, estaba próxima a llegar a la plaza de ejecución. "El lugar perfecto para mezclarse" pensó Anne. Disminuyó su velocidad a medida que se acercaba y empezó a caminar entre la gente, entonces lo vio, y al parecer sus amigos habían llegado al mismo lugar al mismo tiempo, les hizo una seña en cuanto la vieron y lo dos fijaron sus ojos en aquel marine que patrullaba en el lugar. Sabían que él sabía algo, la marca en su antebrazo derecho lo delataba, y la forma en la que miraba frenético a su alrededor como anticipando que alguien iría tras él. Un escorpión, esa era la marca de aquel hombre que llevaban nueve años buscando.

Disimuladamente se acercaron y lo rodearon, obligandolo a que siga caminando derecho, con Anne a su derecha, Ryuu a la izquierda y Keiko por detrás. El hombre intentó permanecer tranquilo aunque se le notaba en el temblor de sus manos con las que cargaba su arma, lo nervioso que estaba, intentó girar a la izquierda como si no supiera que que hacian esos chicos, pero Ryuu mostro disimuladamente su arma poniendo una mano sobre ella, cuando miró hacia atrás Keiko tenía una mano sobre la espada que cargaba en su cintura, a la derecha Anne simplemente lo miró con desdén por lo que no le quedó otra que seguir caminando hasta que llegaron a un callejón donde finalmente lo acorralaron.

—¿Fuiste tú? —preguntó el rubio sin rodeos.

—No sé de qué hablan.

—Por favor no finjas, será más rápido si colaboras —Keiko le sonrió amablemente. El marine tragó saliva sin saber qué decir.

—¿Cuantos más de ustedes hay aquí? —Anne tomó la palabra— ¿Dónde está él?

—Como si fuera a delatar al jefe, somos cuatro en esta ciudad, ¿realmente creen que ustedes niñatos pueden contra nosotros? —habló el otro tomando confianza.

Los amigos se miraron un momento antes apuntar al hombre con sus pistolas al mismo tiempo.

—¿Por qué no llamas a tus amiguitos? necesitas ayuda si quieres salir vivo de aquí.

La voz de Anne, normalmente pícara y cantarina, sonaba más fría que nunca.

—Realmente no los necesito, yo solo...

Antes de que pueda decir una palabra más, Anne lo había golpeado con una patada en el estómago privandolo del aire y logrando ponerlo de rodillas. Con una de sus dos espadas levantó el mentón del hombre obligándolo a mirarla. Sus ojos más oscuros de lo normal y su aura asesina lograron intimidar al contrario quien volvió a tragar saliva.

—Le voy a preguntar solo una vez más ¿Dónde está él?

—E-en el cu-cuartel gen-n-neral de la marina.

—Ya veo. Adiós.

Con su espada cortó su garganta y caminó al lado de sus amigos, alejándose del lugar.

—¿Deberíamos buscar a los otros tres? —preguntó Keiko. Ryuu y Anne se miraron unos segundos y luego negaron con la cabeza, irían directamente a él.

Cuando llegaron de vuelta a su barco, recordaron al pirata que había traído con ellos, aun atado al mástil. Anne decidió hacerse cargo mientras los otros dos se preparaban para partir.

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