15

1K 125 17
                                    

 Draco Malfoy pisó la Mansión en el momento en que sabía que sus padres estarían cenando. Estaba tranquilo, no se estaba sintiendo inquieto por las respuesta de ninguno de los dos. Por lo menos no hasta el momento en que ambos lo estaban mirando, expectantes. 

—Conocí a alguien que me hace muy feliz —tomó una gran inspiración —, y de quien me enamoré.

—¡Maravilloso!—respondió la madre —, temía que te hubieras cerrado al amor después de lo de Astoria.

Draco no escuchó las palabras de la mujer, sólo estaba tratando de ser valiente, diciéndose así mismo que cuánto más tardara peor sería, así que sólo escupió las palabras lo más rápido que pudo.

—Harry y yo nos pusimos de novio.

Lucius se atragantó con la bebida y Narcisa dibujó una "o" con sus labios.

—¿Pero qué dices? —habló el señor —¿Qué estúpido Harry?

—Potter, papá. Pero ya no hay nada que puedas hacer para cambiar los hechos. 

El padre se apretó el puente de la nariz con la yema de los dedos

—Estás perdiendo la razón. Primero Astoria, ahora ¿Harry Potter? ¿Es una broma, cierto? Draco escúchate, es muy fuerte. Ya demasiado cambiaste después de todo lo que pasó, como para que ahora andes de novio con Potter. Si es una broma, termínala ahora.

—Entiendo como te sientes. Me sentí igual cuando cambiabas tus opiniones y tus bandos según tu conveniencia. Nunca logré entenderte y no espero que tú me entiendas a mí, ni siquiera me importas si lo aceptas. Sólo venía a contárselos yo.

—¿Harry Potter? —murmuró su madre, con la voz imperceptible. 

—¿Qué hay de malo? Si Voldemort ya no existe, está muerto y ... gracias a él, de hecho. 

—Sí, no... bueno —señaló Narcisa, confundida y con la cabeza gacha, como preguntándose a sí misma si había algo de malo o no. 

—Draco, ¿por qué siento que siempre tomas decisiones equivocadas?

Draco lució una sonrisa que sólo reflejaba sarcasmo.

—Porque no importa lo que haga, no importa a quién elija como pareja, ni a lo que elija sobre cualquier otra cosa —su voz comenzó a escucharse quebrada —... tú siempre deseas que yo haga otra cosa. 

—Yo sólo quiero lo mejor para ti, hijo.

—No quiero estar con alguien sólo por un estúpido linaje. Lo lamento, pero en este momento, Harry es lo mejor para mí.

 La voz quebrada y los ojos de su hijo, llenos de lágrimas, fueron el cachetazo que Narcisa necesitaba para salir del trance. Arrastró la silla hacia atrás parándose de golpe, caminó hasta él y apoyó las manos sobre sus hombros, sonriéndole. 

—Lo único que nos importa es que seas feliz, hijo mío, no importa cómo ni con quién, mientras no te hagas daño. 

—Gracias, mamá. 

—Pueden venir a comer cuando quieran —agregó. Esta vez, Draco lució una sonrisa verdadera y se tragó las lágrimas. 

—Sólo no te cases —murmuró Lucius. 

Draco lo observó, confundido. 

—Ya sabes, es mejor que no dejes ninguna clase de herencia ni formes familia. 

—Lucius, ¿en serio le das más prioridad a un linaje que a tu hijo? 

El hombre no respondió. 

—Tú piensas que Draco toma las decisiones equivocadas, pero yo pienso que en realidad eres tú el que lo hace. Lo supe cuando me di cuenta que no estábamos seguros con el Innombrable... otro mínimo error que cometieras, y toda nuestra vida se vería extinta. Pero aunque lo pensé muchas veces, no podía echarme hacia atrás en ese momento, porque significaba cargarte más desgracias a ti y la posibilidad de perder a mi hijo. 

—Ma, ya no importa —murmuró, deseando que la conversación terminara ahí porque temía una discusión. 

—Sí —continuó su madre —, yo también preferiría que la familia siguiera siendo exclusivamente de sangre pura, pero mi prioridad es que mi hijo sea feliz. ¿Y cuántas familias hay de sangre pura? ¿qué posibilidades tiene Draco para encontrar una persona que valga la pena entre ellas? En cincuenta años a nadie le importará un carajo tu nombre en el árbol, Lucius. Abre los ojos, porque si sigues así, nos perderás. Y no creo que haya muchas personas allí fuera que te quieran, pero podría haber miles si no fuéramos tan cerrados. 

De repente, Draco se percató de lo diferente que se veía su padre; pálido, débil, como si estuviera aguantando las ganas de llorar. Lucius lo miró, luego volvió a mirar a Narcisa y por último llevó su mirada a sus manos. 

—Yo —habló, con la voz ronca —... lo si-siento. Yo sólo pensaba... siempre quise que...

—Está bien, papá. No importa.

Narcisa golpeó con suavidad el brazo de su hijo.

—No, Draco, cada vez que tu papá va a expresarse, tú le haces el favor de evadirse.

—No sé qué decir, Narcisa —admitió —. Siempre intenté hacer las cosas bien, quizás pequé en la forma de hacerlo, pero jamás quise que se sientan mal. 

—Lo sé. También sé que yo no me enamoré de un hombre frío. Pero hay que aprender a aceptar que la vida de Draco no es nuestra. 

Lucius asintió con la cabeza, lentamente. 

Draco se sentía como un niño pequeño, aunque el ambiente era muy hostil, por lo menos creía que a partir de entonces las cosas podrían estar mejor entre ellos.


—¿Estás sudando? —preguntó Draco divertido y con la frente arrugada. 

—¿Aún me odia? 

Draco le tomó el rostro con las manos y le dejó un beso en la punta de la nariz. 

—No estuvo tan mal. Además, a la larga te va a amar, ¿cómo alguien podría no hacerlo? Yo lo hago, Harry, te amo más que a nada. 

—Te amo, mi amor —correspondió con un beso en los labios. 

—No me alejaré de ti, pase lo que pase... y sé que es una promesa que todos hacen pero yo jamás hablé tan en serio como ahora. Me importa una mierda ser un exagerado porque te amo, porque tú me enseñaste a ver diferente todo mi pasado y mi presente. Al principio sólo me acepté porque tú lo hacías, pero ahora me acepto por lo que fui y por lo que soy. Y ése, Harry, ése es el mejor regalo que alguien me pudo haber dado. No me alcanzará ninguna palabra ni todas las canciones del mundo para darte las gracias y para decirte cuánto te valoro y amo. 

—Ay, Draco, me haces el hombre más feliz. Estoy sin palabras. 

—No importa, porque hay algo que quiero mostrarte, que sé que te dejará peor —dijo con una enorme sonrisa. Lo llevó de la mano hacia el patio de la casa. Tomó su varita y un destello de luz salió de ella. Un destello que tomó la forma corpórea de un animal.

—¿Un ciervo? —preguntó con lágrimas en los ojos y su mano tapando sus labios. Harry sabía que nunca había sido capaz de invocar un patronus, y ahora, ante los chicos, se esfumaba el mismo animal que también invocaba él. 

 —Un ciervo —afirmó Draco.


N/A: ¡Gracias por llegar hasta aquí! Espero que te haya gustado mucho. <3 

Cielo gris | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora