Los gritos de sus padres eran audibles para ambos de los hermanos Kim.
Yeonjun se hizo bolita en su cama, esperando que eventualmente los gritos cesaran tras unos minutos, más parecían empeorar con el tiempo. Las palabras resultaban inteligibles para sus oídos, lo que era un alivio en cierta manera, tomando en consideración que Yeonjun prefería desconocer lo que estaba sucediendo en la relación de sus padres.
En la ignorancia yacía la felicidad... ¿no era así?
Su puerta se abrió después de un rato, dejando entrever por la rendija, una figura pequeña, de contextura delgada y cabello largo, que sostenía un oso de felpa entre los dedos. Yeonjun se incorporó en su cama antes de hacerle una seña a su hermana menor para que entrara, antes de que sus padres se dieran cuenta de que seguían despiertos.
Jisoo ingresó al cuarto cerrando la puerta detrás de ella y caminando en puntillas hasta la cama de su hermano mayor. Yeonjun levantó las cobijas para dejarle meterse bajo éstas, abrazándose de su osito de felpa antes de que Yeonjun los cubriera a ambos —o a los tres, si contaban al Señor Corbata.
—Están peor que ayer— susurró Jisoo quebrando el silencio. Yeonjun asintió con pesar, deseando no tener que hablar de sus padres en ese mismo instante—. He escuchado que... mamá está molesta porque no llegó a cenar.
—Papá trabaja hasta tarde— le defendió. No le gustaba escoger lados, pero tampoco le gustaba juzgar a uno de ellos por algo que estaba fuera de su control—. Él trabaja para cuidarnos. Él lo hace por nosotros.
—Mamá está molesta por eso... de todos modos— contestó apenada, al ver en la penumbra el ceño de su hermano fruncirse.
—Mañana hay escuela... Mejor duerme.
—Traté de dormir. Señor Corbata dice que deberíamos ver una película para conciliar el sueño.
—Mamá y papá se darán cuenta de que estamos despierto si nos escuchan.
—Entonces bájale el volumen a la tele... tonto.
Yeonjun obedeció, dubitativo, más finalmente cediendo a las peticiones de su hermana menor. Sabía lo difícil que era escuchar a sus padres discutir, y ella... era muy pequeña para andar pensando en los problemas de los mayores.
Estaban transmitiendo un programa sobre pandas gruñones que Jiwoo siempre se entretenía viendo los fines de semana hasta tarde. Ahora era diferente, porque apenas era martes y por si era poco, Yeonjun tenía que rendir un examen en la mañana.
Jisoo sostuvo la mano de Yeonjun encima de la almohada y la apretó.
— ¿Van a estar bien?— susurró sin aliento. A Yeonjun se le hundió el corazón un poco. No únicamente anhelando consolar a su hermana, sino que también anhelando que sus palabras fueran ciertas.
—Claro que sí, enana.
Le habría gustado ser vidente.
Ellos despertaron en una casa silenciosa. Yeonjun fue el primero de ellos en levantarse, diciéndole a Jisoo que no saliera de la cama todavía. Se les hacía tarde para la escuela y no había ningún sonido, ni siquiera en la cocina, delatando que alguien estuviese preparando el desayuno.
Jisoo le hizo caso, aferrándose al Señor Corbata con los dos de sus bracitos.
Yeonjun bajó las escaleras en puntillas, sintiendo que si generaba el más mínimo ruido, quebraría algo. Se detuvo en los escalones cuando vio a su madre, sentada en el sofá, con rímel manchando sus mejillas.
— ¿Mamá?— le llamó, pisando los últimos escalones para llegar a la primera planta.
Su madre parpadeó, como si recién se estuviese despertando, y levantó la mirada para encontrarla con la de su hijo. Sus ojos estaban rojos y sus párpados hinchados. Yeonjun supuso que la pelea de ayer se había agravado, pero eso no explicaba por qué ella estaba aquí. ¿Acaso se había quedado en la sala toda la noche?
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Rent a boyfriend ›› Soojun
Fanfiction𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 | ❝Oh, por Dios... Seré como tu prostituto❞ ❝Jesucristo, Yeonjun, ¡no lo digas así!❞ adaptación autorizada. créditos correspondientes a ; @myonlyway-