XXVI

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El picnic iba de maravilla.

Exceptuando el hecho de que Yeonjun tenía fiebre y Soobin tuvo que cancelar, por lo que solamente Taehyun y Beomgyu asistieron, entonces sí. Iba de maravilla.

— ¿Cómo demonios te enfermaste en un lapso tan corto?

Yeonjun estornudó.

—Mira— dijo, gangoso a través del teléfono—. No es mi culpa. Mi cuerpo es débil y ayer la noche estaba fría. Además, se me olvidó llevar chaqueta.

— ¿Te costaba mucho pedir un taxi?

— ¡Pues perdóname por creer que podría resistirlo!— Otro estornudo, lo suficientemente fuerte como para casi romper los tímpanos de Soobin. Hasta para resfriarse es agresivo...— Creo que esta conversación está empeorando mi salud. Voy a colgar.

—No te atrevas a— Su amenaza fue interrumpida por el sonido de la línea muerta. Bufó, bloqueando su celular y guardándolo en el bolsillo de sus jeans—. Irrespetuoso.

Honestamente quería sentir molestia hacia Yeonjun por haber arruinado sus planes. No iría a un picnic romántico con Taehyun y Beomgyu para ser la tercera rueda, y en consecuencia, toda la comida que había preparado acabaría acumulada en su refrigerador. Sus esfuerzos resultaron en vano, por lo que su frustración habría sido parcialmente comprensible.

Sin embargo, la preocupación que hundía su pecho desplazaba cualquier posible enojo dirigido al castaño, por lo que no fue una sorpresa cuando se halló a sí mismo escribiéndole un mensaje para que le enviara su ubicación. Pese a entender que no estaba en posición de inmiscuirse en su vida privada, ignorar el estado de Yeonjun no era una alternativa, al menos no una que lo dejara tranquilo.

El móvil sonó unos segundos después, notificando un mensaje entrante, y Soobin no estaba mínimamente sorprendido por la respuesta.

Bebé

no c weno sí c pero no te wa a decir xd

Conejito

Solamente quiero tu dirección

Bebé

pARA QUÉ?

Soobin rodó los ojos. Ah, su castañito era realmente fastidioso cuando quería serlo. Tragándose la impaciencia que burbujeó de pronto, optó por utilizar la técnica más antigua y eficiente del libro.

Conejito

Te llevaré comida

Bebé

Bueno

El hecho de que aquello bastara para que Yeonjun compartiera su ubicación, era predecible y... preocupante. Podía imaginarlo de pequeño, aceptando dulces de un desconocido antes de ser secuestrado en una minivan. ¿Cómo había sobrevivido durante su infancia?

Tras arribar al edificio de Yeonjun con la comida que había preparado —esto se asemejaba demasiado a Caperucita Roja y empezaba a aterrar al pelinegro—, tocó el timbre y se dedicó a esperar. No transcurrieron más de dos minutos, cuando el castaño ya se hallaba en el umbral, con una manta puesta sobre sus hombros y una nariz roja brillante que destacaba en su cara.

—Te ves del asco.

Yeonjun estornudó.

—Ya sé— susurró, haciéndose a un lado para permitirle a Soobin el ingreso a su adorablemente desastrosa morada.

Jisoo llevaba cerca de una semana quedándose en la casa de su madre, lo que para Yeonjun significaba libertad para desordenar y hacer lo que quisiera a lo largo de todo el departamento, sin una hermana que estuviera persiguiéndolo y regañándolo por el lío que provocaba con su sola existencia.

Rent a boyfriend ›› SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora