|057|

387 34 12
                                    

Jace

Habíamos pasado dos días enteros organizando un plan. Debíamos escapar en la noche y hacerlo lo más rápido posible. Tom había conseguido las llaves de una camioneta pero no podíamos llegar a Fort See en ella. El plan era llegar al aeropuerto y comprar boletos de avión para San Francisco y de ahí pedir un auto —o robarlo—.

Mis amigos se movían por la habitación guardando algunas cosas en unas maletas y mochilas. No nos iríamos para siempre pero sabía que una vez que saliéramos de aquí seríamos hombres muertos. Podía matarnos Kratom o Kye, ya nadie nos protegería. Pero aún estaba Cassie, si llegábamos con ella a salvo quizás Kye recapacite sobre nuestra huida.

Fui al baño y tome mis cosas de aseo personal. Levante la vista y vi mi reflejo en el espejo. Tenía unas ojeras enormes, mi piel estaba más blanca de lo normal y mi cabello era un desastre. Desde que ella se fue una parte de mi se fue con ella. Había admitido mis sentimientos por Cassie a mis amigos, los gemelos se sorprendieron pero Christian no, ya que lo sabía. Mis tres amigos estaban dispuestos a ayudarme a encontrar a Cassie.

Aún no lograba entender en qué momento comenzó a gustarme, ¿habrá sido la última vez que la vi en Fort See o cuando nos acostamos? La verdad era que no lo sabía, lo único que tenía claro era que no dejaría que se fuera, no dejaría que me rompiera el corazón.

—Jace, ¿estás listo? —preguntó Christian entrando al baño. Asentí con la cabeza en respuesta.

—Debemos encontrarla —susurre.

—Lo haremos amigo —puso su mano sobre mi hombro.

—Lo haremos —intente sonreír.

—Ya es hora —comentó Harry entrando al baño.

—¿Estamos listos? —preguntó su hermano.

—Si —respondí y los demás asintieron con la cabeza.

Todos salimos del baño. Vi la hora en mi celular por última vez, marcaban las 2:37 am. Debíamos salir ahora ya.

Mire a mis amigos y asentí con la cabeza, todos tomamos muestras cosas junto a algunas armas por si nos debíamos defender. No nos dejarían pasar al avión con ellas pero por lo menos nos servirían si alguien nos seguía.

La habitación quedaba en el segundo piso. Christian lanzó una especie de cuerda para bajar y la sujetó en un mueble. No se veía seguro pero no teníamos tiempo de hacer otra cosa. El primero en bajar fue Christian, lo siguió Tom y luego Harry. Cuando el tocó el piso me lance, la cuerda hizo que me ardieran las palmas de mis manos pero era soportable. Toque el piso, los cuatro nos miramos, habíamos pasado el primer paso. Tom hizo una seña y camino hacia donde se encontraban los autos, nosotros nos quedamos parados pegados a la pared. Christian a mi lado comenzó a rezar y me causó risa pero sabía que no podía reírme así que intenté mantenerme serio.

Unos cinco minutos después paró una camioneta frente a nosotros, tenía las luces apagadas pero todos sabíamos que se trataba de Tom. Avanzamos hacia la camioneta, Christian y Harry se fueron atrás y yo me subí en el asiento de copiloto. Cuando Tom puso en marcha el auto mi adrenalina comenzó a subir. Debíamos salir sin que nos descubrieran.

—¿Están listos? —preguntó Tom

—Si —respondí inmediatamente.

—Eso creo —contesto dudoso Christian.

—¿Que te pasa? —pregunté volteándome a ver a mi amigo.

—Estoy un poco nervioso —confesó cabizbajo.

| Dulce venganza | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora