CAPÍTULO 8

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Esta nueva etapa de mi vida la quería vivir de forma positiva. Me propuse que así sea para que las cosas malas queden en el pasado y el futuro venga con buenas sorpresas para mí.

No puedo creer que ya estoy caminando a ABA (Arte de Buenos Aires) para inscribirme en los cursos y talleres de canto. Mi mamá y Brisa me apoyaron en esta decisión y yo prometí no defraudarlas. Yo sentía dentro de mí que ese era “mi día” hasta que de pronto al pasar por una panadería vi un cartel pegado en la vidriera.

“Buscamos panadero de 18 a 30 años para la atención de este local.”

Entre rápido a la panadería pensando que todos los clientes se querían postular cuando en realidad solo iban a comprar.

-Hola. –Dije con la voz con poco baja.

-¿Qué va a llevar? –Me pregunto el hombre que atendía.

-No, nada. Entre para ver si me podía postular para el puesto. Acabo de ver el cartel en la puerta, -Contesté y señalé el papel.

-Ah. –Dijo el hombre sin decir nada más.

-Me gustaría saber qué debería traer y si tienen algún requisito más. –Dije tratando de que mi voz saliera un poco más fuerte.

El hombre me miró a los ojos y me dijo:

-Nada. El puesto es tuyo.

Sorprendido porque no me esperaba semejante respuesta solo agradecí. El hombre me hizo pasar y sentarme junto a él.

-Mi nombre es Diego, yo soy el dueño de la panadería y mi sobrino trabajaba acá conmigo pero esta semana tuvo un accidente. –Dijo con voz suave.

-Uh, lo siento. –Respondí casi sin sentir culpa sino alegría porque al fin tenía trabajo.

Después de una larga charla sobre paga y horarios de trabajo me fui de la panadería. Diego parece un hombre simpático y se notaba que lo del sobrino le dolía muchísimo.

Ya casi llegando a ABA camino más lento para fumar un cigarrillo antes de entrar para así calmar tensiones.

La entrada del lugar era digna de un museo europeo, La gente respeta mucho este lugar y ni siquiera arrojan basura en la vereda. Todo por afuera es limpieza suprema. Subo los primeros escalones hacia la puerta de entrada y las piernas me empiezan a temblar. Mi sueño estaba a punto de comenzar a hacerse realidad.

Entre casi sin hacer ruido. No quería molestar a nadie. Era como un colegio pero con aulas más grandes. Cerré la puerta y había una alfombra roja que dirigía a la gente que entra a la recepción. No sabía qué decir ni cómo hablar.

En la recepción estaba una chica. Supuse yo que era la encargada de brindarme información. Cuando me acerqué lo suficiente dijo:

-Buenas tardes, bienvenido a ABA.

-Hola. Buenas… buenas tardes. – Dije casi tartamudeando. –Vengo porque me gustaría aprender a cantar.

-Bien, tenemos dos disciplinas diferentes. Puede empezar con las clases individuales o, este años, ABA decidió incluir sus talleres grupales. ¿Cuál te gustaría? –Me pregunto casi sensualmente.

-Soy un poco introvertido. Preferiría cantar de forma grupal. –Contesté ya un poco más relajado.

-Bien, solo completamos una planilla de inscripción y ya es parte de ABA. –Me dijo con una sonrisa.

Yo no lo podía creer. Era verdaderamente el comienzo de mi sueño. Después de tantas cosas malas que pasé era mi momento de empezar a disfrutar de la vida. Peter me ayuda desde el más allá, lo sé. Tengo el apoyo de mi novia y mi mamá, conseguí un primer trabajo y mi jefe parece ser una buena persona. No me puedo quejar. Todo marcha bien.

-¿Su nombre? –Me pregunto la chica mirando el formulario.

-Zayn Malik. –Le consté.

Por un momento, la chica terminó de escribir mi nombre y me miró fijamente.

-Mucho gusto Zayn. Yo me voy a encargar de su legajo y seré tu tutora dentro del instituto. Cualquier duda o consulta que tengas venís y me preguntás a mí. Mi nombre es Perrie. –Contestó.

Twitter: @MrEbercito 

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