🍜 [ 3 ~ Ramen ] 🍜

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The more I see, the less I know

The more I like to let it go

[ Red Hot Chilli Peppers, Snow (hey oh) ]

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No probaste los dangos ese día, ni el siguiente, ni tampoco el resto de la semana.

Como no puedo adentrarme yo mismo en el océano para entregártelos, opté por dejar una porción cada tarde sobre la roca más cercana a la orilla, lo suficientemente alta para evitar el contacto con las olas.

Las cajas de dos días se mantuvieron intactas; las otras dos, fueron picoteadas por gaviotas. Pero no hubo rastro de la comadreja marina que hizo de mi cabeza un gran desastre.

Uh, Obito no para de molestarme con eso. Está convencido de que realmente me involucré con alguien y no descansará hasta averiguar de quién se trata. Por eso intento evadirlo el mayor tiempo posible (gracias al cielo que Konan lo regaña durante el trabajo y Deidara lo molesta cuando nos reunimos todos a beber).

Afortunadamente, hoy pude librarme de él al terminar mi turno en el restaurante. Los lunes y viernes son mis días designados para recoger a Gaara en la primaria, según el acuerdo que tengo con su madre. No perderé momentos de calidad con mi hijo solo porque a Obito le gusta meter las narices donde no lo llaman.

— ¡Hey, Ino! —levanto una mano hacia la rubia que se encuentra en la entrada de la escuela —. Wow, ¿qué le hiciste a tu cabello? Te ves preciosa.

—Me hice luces, ¿te gustan? — Ella sacude su larga coleta con coquetería bien disimulada—. No paran de lloverme cumplidos.

—Naturalmente —Mi sonrisa es ligera en contraste con la forma en que brillan sus ojos cuando escucha mi respuesta.

Ino se gira y hace con sus manos un megáfono.

— ¡Gaara-chan, tu padre ha llegado por ti!

Al asomarme dentro del edificio, veo a mi pequeño levantándose de la banca y tomando su mochila, mientras Naruto, su amiguito de aspecto zorruno, le sacude enérgicamente el hombro, haciéndole prometer que el próximo lunes se sentarán juntos durante la clase de artes.

Gaara se despide de su profesora rubia. Ella le revuelve los cabellos al tiempo que me guiña uno de sus ojos azules.

Siempre me gustaron los ojos de color, creo que tienen un toque mágico. La mayoría de mis parejas lucieron preciosas pupilas celestes (ya fuera de nacimiento o gracias al efecto de los pupilentes) a excepción de la madre de Gaara, quien va por el mundo robando suspiros con su deslumbrante mirada aguamarina.

Claro que, ¿todos esos ojos bonitos tienen comparación con el mar pétreo, fluctuante en rojizo, que encierran los tuyos, Itachi?

—Papá, ¿puedes darme mi casco?

La voz de mi hijo me saca de aquel pensamiento. Me doy cuenta de que estoy sonriendo como idiota, negándome a soltar el casco para niños que Gaara intenta quitarme.

—Oh, claro que sí, Tanu —respondo —. El casco es indispensable para tu seguridad.

Ino suelta una pequeña risita. Ojalá no haya pensado que mi cara de idiota fue una respuesta a su coqueteo.

—Nos vemos el lunes, Ino — me despido de ella animadamente, como si no hubiese pasado nada —. Cuídate y no tengas excesos durante el fin de semana.

Ella me devuelve el gesto, entonces Gaara y yo nos dirigimos hacia la motocicleta. Él, como todo niño obediente, se coloca su casco antes de subir.

—¿A dónde quieres ir a comer hoy, Tanuki? — le pregunto mientras me acomodo en el vehículo, asegurando bien a Gaara frente a mí. He comenzado a llamarle así desde aquel día en el festival de su escuela; no parece molestarle porque los mapaches son sus animales favoritos —. Recuerda que hoy no tengo que regresar al trabajo, así que puedo llevarte a donde quieras. Estaba pensando en unas hamburguesas, o quizá comida tailandesa, ¿qué te parece?

🌊 Umi no itachi 🌊 [ShiIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora