Polaroids |Niall Horan|

Seis |12 de septiembre de 2014|

Habíamos ido a la piscina del hotel.

Ese día me habías ido a buscar a la habitación. Cuando me había despertado era mucho más del medio día. Había perdido una mañana que podría haber pasado contigo. Cuando Liam te abrió la puerta le preguntaste por mí y yo acaba de salir de la ducha cuando escuché tu voz.

Liam te dijo que me estaba duchando y que si querías volver más tarde. Oí un poco de tristeza en tu voz cuando notaste que no era yo quien había abierto la puerta. Le dijiste a Liam que me dijera que te viera en la piscina. Luego te despediste con una sonrisa.

Cinco minutos después, los cinco de nosotros estábamos cambiados a nuestros tajes de baño y con una toalla alrededor de nuestros hombros y yo con mi mochila al hombro. Caminamos por los pasillos del hotel y nos dirigimos a la piscina. Te busqué mientras mis amigos se metían a la piscina después de dejar las toallas en una de las sillas. No había mucha gente y las pocas personas que se encontraban allí, tomaban sol o conversaban en mesas con grandes sombrillas para resguardarse del sol.

Suspiré y me senté en una silla luego de no verte por ningún lado. Había pensado que habías cambiado de opinión acerca de venir a la piscina, pero entonces llegaste y te recostaste a mi lado.

-Hola, Niall- habías dicho mientras levantabas los lentes oscuros de tus ojos. Mi aliento se había quedado atrapado en mi garganta. Llevabas puesto un traje de baño entero de color celeste que hacia resaltar tus ojos. Resaltabas de entre todas las chicas en la piscina usando sus diminutos bikinis que atraían la mirada de todos los chicos. Tu traje de baño se aferraba a tu piel y dejaba a la vista piernas perfectamente torneadas, no eras muy alta pero tus piernas eran increíbles.

Me alegré de verte pero también mi anatomía se alegró de verte allí. De repente me sentía como un adolescente caliente sin control de mi cuerpo y con las hormonas revolucionadas. Te dije hola, besé tu mejilla y luego me arrojé a la piscina antes de que descubrieras como me hacías sentir. El agua estaba fría y eso alivió mi cuerpo.

Te vi recoger mi cámara de mi mochila.

Ese día me tomaste mi primera foto, de ti para mí.