Prologo |06 de septiembre de 2014|

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Hace 31 días…

Niall entró en su departamento y suspiró mientras miraba alrededor.

Había un cuadro abstracto, lleno de colores que parecía que no tenía lugar en su sala de estar. Había un libro abierto sobre el sofá, también una taza de té que se ha enfriado y a su lado lentes de leer encima de la mesa ratonera. Podía escucharla en la ducha mientras ella cantaba una vieja canción de Aerosmith.

Niall caminó alrededor de la sala de estar y por el pasillo hacia su habitación. Se detuvo donde habían pegado las fotografías que se habían tomado y donde había papeles adhesivos de colores con frases y agradecimientos diarios. Ella le había dado la idea y él no podía decirle que no.

Todas las fotografías, o al menos la gran mayoría de ellas, habían sido sacadas con una cámara polaroid que su hermano le había regalado para su cumpleaños cuando tenía dieciséis. Ella y Niall siempre se aseguraban de grabar cada momento que tenían, no importaba si era con la polaroid o con las cámaras de sus teléfonos celulares, las fotografías siempre terminarían en la pared.

Una foto le llamó la atención a Niall mientras recorría la mirada por las todas las fotografías. En esa estaban Niall y ella, acurrucados en la cama mientras podían notar el frío afuera de la ventana. No sabía bien quien había tomado la foto pero tenía un desgaste de colores en una de las esquinas. Era preciosa.

-¿Eres tú, amor?- había exclamado ella desde el cuarto de baño.

-Ajá- respondió Niall con normalidad. Fue hasta su cuarto y se cambió por ropa más cómoda para andar en la casa. Niall y ella se encontraron a medio camino entre el pasillo y cuarto de baño, justo frente al muro de fotografías.

-Hola, bebe- saludó ella y le robó un rápido beso para luego volverse por el pasillo hacia la cocina. -¿Qué quieres comer esta noche?- preguntó ella abriendo el refrigerador.

Niall se sentó en la barra desayunador y la miró moverse por la cocina mientras buscaba lo que necesitaba para hacer la cena. Ella estaba hablando sobre su día y le preguntaba a Niall como había ido el suyo. Niall le contestaba mientras ponía la mesa y robaba besos de ella cuando estaba distraída.

Esa noche antes de ir a dormir Niall supo que estaba listo para dar el siguiente paso pero primero debería hacer algo por ella que nunca pudiera olvidar. Conociéndose, sabía que estaba un poco falto de originalidad pero luego recordó esa caja marrón al final de su guardarropa. Tal vez podría regalarle sus viejas fotografías esas que él atesoraba, esas que él amaba más que ninguna porque era sus mejores recuerdos con ella.

Niall la atrajo contra su cuerpo y se durmió pensando en su plan.

Polaroids |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora