Tres |9 de septiembre de 2014|

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El sol se sentía caliente sobre mi piel mientras caminaba por la playa, te había perdido el rastro y no podía encontrarte por ningún lado. Había pensado que habías regresado a casa pero luego vi a tus amigas caminando por los pasillos del hotel. Mis amigos me habían convencido de ir a la playa para despejarme un momento, tal vez buscarte si tenía oportunidad.

Era una tarde maravillosa y faltaban pocos minutos para que el sol se escondiera. Respiré hondo el salado aire de mar y me senté en la arena a esperar el atardecer, y a pensar. Tenía un poco de miedo de hablarte porque siempre te había observado de lejos, no sabía si sería lo suficientemente inteligente para entretenerte y sonsacarte una sonrisa o dos.

Justo antes de que el sol tocara el horizonte, sentí como alguien se sentaba a mi lado. Giré mi cabeza para observarte mientras la brisa agitaba tu cabello y tus ojos brillaban mientras mirabas más allá del mar. Olías como a canela y miel, tu piel era casi de color dorado por el tiempo que habías pasado en el sol. Me di cuenta de que tenías un lunar encima del labio superior y que tu nariz era pequeña. Te observé mientras la noche caía sobre nosotros, mientras el sol se ocultaba. Te observé porque estabas ahí, a un suspiro de distancia.

Entonces hiciste algo que no esperé, apoyaste la cabeza en mi hombro mientras te miraba y mis labios rozaron la cima de tu cabeza. Tu cabello castaño me hacía cosquillas en la nariz pero no me aparté e increíblemente no me tensé. Parecía que una paz que desconocía había caído sobre mí.

Solté un suspiro y miré hacia el horizonte. Un segundo más y el sol brilló con intensidad una última vez ese día.

Zayn sacó la foto con mi cámara, y recuerdo que esa noche hablamos por primera vez.

Polaroids |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora