Uno |7 de septiembre de 2014|

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El primer día que te conocí llevabas puesta una camisa gigante de muchos colores ondulantes, unos pantalones cortos y lentes de sol como los míos. Tu cabello era un desastre, apuntando en todas las direcciones y tenía ese extraño brillo entre dorado y rojizo a la luz de sol. Ibas descalza porque te había oído decirle a una de tus amigas que amabas la sensación de la arena entre tus dedos.

-Aunque es incomoda en otros lugares- habías dicho con una mueca haciendo que tu mejor amiga se riera.Tenías ese efecto en las personas y un extraño modo de reírte de ti misma y de tus errores que me asombraba.

La noche de la fogata tus ojos se habían encontrado con los míos por primera vez, también me sonreíste y continuaste hablando con la chica a tu lado. La habías conocido hacia solo cinco minutos y hablaban como si se conocieran de años.

Rasgué las cuerdas de mi guitarra y uno de mis amigos me animó a que tocara algo. Mordí mi labio inferior con nerviosismo y tenía miedo de levantar la mirada y encontrarme con tus ojos. Sentí que las mejillas me ardían cuando comencé a tocar una melodía antigua que casi nadie o muy poca gente conocía. Alguna de las personas reconocieron la canción y cantaron conmigo, también oí tu voz cantando bajito y tenía tanto miedo de mirarte y encontrarme con tus ojos. Pero más miedo me daba que no me hubieras notado.

Justo antes de que terminara la canción levanté la mirada y me encontré con tus ojos sonrientes. Alguien había tomado la foto del grupo mientras nos mirábamos.

Polaroids |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora