O1

126 4 0
                                    

Personajes: Doppo, lectora, Hifumi (mención).  
Género: Fluff.
Ships: Mención de Hifudo, Doppo con lectora.
Palabras: 400 aprox.
¡Disfruta! ✨

                              - ୨♡୧ -

— Vamos, vamos, cálmate... — Decías, mientras tu mano se posaba en el hombro del pelirrojo. Tu cabello castaño caía sobre tus ojos, impidiendo que el joven en traje viera la preocupación que éstos reflejaban.
Él había discutido con quien había sido su mejor amigo, un carismático chico de hebras rubias y verdosas (posiblemente teñidas, aunque no te atreviste a preguntar). Ahora eras tú quien debía consolarlo, alojarlo en tu apartamento, recordarle que debía comer... E incluso, a veces, le recordabas que se tomara un descanso del trabajo.

— Doppo — Le llamaste con un hilo de voz, temiendo interrumpir sus inaudibles pero constantes susurros —. No te preocupes. Me tienes a tu lado. — Dijiste cálidamente, rodeándolo con tus brazos, indicando sin más palabras que podía desahogarse contigo.
Inmediatamente el de ojos azulados se giró a mirarte. Su labio inferior temblaba sin freno, y sus ojos amenazaban con romper en llanto.
Ver a tu amigo así te rompió el corazón. Llevaba un rato cabizbajo, arrugando un papel. Aquella era una mala manía suya: cuando tenía ataques de pánico, o simplemente se derrumbaba,  rompía y arrugaba papeles con fuerza. Incluso podrías jurar que una pequeña vena se hinchaba en su puño, quizás a causa de la ira, o de la fuerza, no sabías con certeza.
Pero esta vez, Doppo no estaba enfadado. Esta vez, estaba deprimido. Deprimido a más no poder.
El joven no pudo hacer más que lanzarse en tu hombro, hundiendo su rostro en el mismo. Rápidamente, podías sentir la camisa de tu pijama empapándose: estaba derramando un mar de lágrimas ahí mismo, sobre ti. Lo abrazaste con delicadeza, posando una mano en su nuca, como protegiéndolo de alguna entidad invisible.
El silencio os acabó inundando a ambos. No era un silencio incómodo, sino uno dulce, tierno, comprensivo. Uno que logró calmar el llanto de tu acompañante, que consiguió detener el temblor que se había apoderado de su cuerpo.
Cuando quisiste apartarte de él, te diste cuenta de que tu compañero estaba dormido dulcemente sobre tu hombro. Su nariz y sus mejillas se encontraban teñidas de un tono rojizo a causa del llanto, a pesar de que éste ya hubiera cesado hacía tiempo. Su pecho seguía subiendo y bajando irregularmente y, de vez en cuando, soltaba un hipido, producto del nudo en su pecho. Sin embargo, parecía tan calmado, que se te había olvidado todo lo sucedido antes.
Quizás no eras tan mala ayudándolo como creías.

Storge ↳ HypMicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora