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Personajes: Jyushi, Hitoya.
Género: Fluff.
Ships: Creo que ninguno, a.
Palabras: 570 aprox.
¡Disfruta! ✨

                            - ୨♡୧ -

- D-duele... - Se quejó cierto joven de cabello oscuro, torciendo sus labios y apretando sus ojos. Sus piernas estaban tensas y ardían como el infierno, pero aquello no era lo único que le molestaba.
Su cuerpo estaba lleno de rasguños,moratones y, en general, heridas. Un hombre mayor que él estaba frente a él, pasando una gasa húmeda por sus heridas.

De nuevo, Jyuushi se había metido en una pelea. Más bien, le habían metido, pues él no había hecho nada. Fue como todas las anteriores veces. Igual de doloroso, y a pesar de lo que solían decir, no se acostumbraba al dolor.

- Escúchame - le pidió Hitoya al menor, quien asintió, entreabriendo los ojos para mirarlo -, eres alguien fuerte. No dejes que era gente te haga esto. Y si lo vuelven a hacer, llámame.

Aquello era algo que solía decir cuando esas situaciones ocurrían y debía cuidar de él. Le daba esa sensación de seguridad, de calma.

El castaño solía hacer de padre para el estudiante tras la pérdida de su abuela. Lo cuidó como si fuera su propio hijo. Lo protegía, lo trataba con delicadeza y cariño. El más joven se sentía como en casa. El abogado lo había ayudado a superar todo lo ocurrido y a comenzar una vida nueva.

- Sí... Te lo diré... - Asintió el de hebras bicolor, con una sonrisa sobre su rostro. Se sentía protegido y en paz.

- Me alegro. Entonces ven - Pidió con gentileza en su voz - Vamos a preparar la cena, debes tener hambre.

"¿Cena?" se preguntó a si mismo el de orbes turquesas, levantándose para mirar por la ventana, advirtiendo la negrura de la noche, surcada por destellos blancos. ¿Tan tarde se había hecho?

Se dirigió al salón. Miraba en silencio la televisión, donde estaban emitiendo un documental sobre la astronomía. Aquel era un tema que amaba, escuchar sobre todo lo que había allá fuera. Habían tantas cosas que podrían encontrar, tanto por explorar... Un lugar hermoso, quizás por ello había elegido su apodo, por así decir. Estaba sumido en sus pensamientos, cuando la voz de su compañero lo llamó.

- La cena está lista, ven o se enfriará. - Su voz, a pesar de ser algo grave, siempre sonaba más dulce al ir dirigida al joven estudiante quien, con una sonrisa, recibía este amable cambio que hacía sólo para él.

- ¡Ya voy! - Exclamó, y corrió hacia la mesa, donde le esperaba lo que, a sus ojos, era una montaña de comida.

En realidad, no era tanto: una hamburguesa para cada uno y, en medio de todo, un plato con algo de lechuga y un tomate de color rojizo. No era gran cantidad, pero él no veía necesario que se preocupara tanto por él. Cualquiera que les viera pensaría que eran familia cuando no era así, y es que el trato que recibían el uno del otro no dejaba nada que desear.

Ambos estaban sentados en la mesa, pero comían en silencio. Lo único que se oía eran los ruidos de los cubiertos chocando contra los platos y, de vez en cuando, el del vaso cuando lo volvían a colocar en la mesa. No era un silencio incómodo. Esos silencios se creaban muchas veces, pero a ninguno parecía molestarle.

- Oye, Hitoya. - Habló finalmente el menor, alzando la cabeza para mirarlo con una amable sonrisa. - Gracias por todo.

- No me las des. Estoy agradecido de cuidar de alguien como tú. - Terminó el castaño, y la cena volvió a quedarse en ese dulce y característico silencio.

Storge ↳ HypMicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora