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Personajes: Doppo, Hifumi.
Género: Fluff.
Ships: Hifudo.
Palabras: 400 aprox.

¡Disfruta! ✨

- ୨♡୧ -

— ¡Doppochin! ¡Abre, soy yo!~ — Una voz ya conocida llamó al pelirrojo, quien se encontraba sentado en su silla, trabajando a pesar de ser su día libre. Cerró inmediatamente la pantalla del portátil que usaba, y cerró el bolígrafo con el que escribía.
Caminó hacia la puerta, que abrió. Recibió a su compañero de piso con una sonrisa, aunque el cansancio que sentía se dejaba ver a través de las enormes manchas violáceas bajo sus ojos. El rubio se lanzó a sus brazos, juntándolos a ambos en un abrazo de bienvenida.
Hifumi incluso se atrevió a dejar un beso de saludo en la mejilla de Doppo, que adquirió un tono similar al de su cabello.

— ¿Trabajando tan tarde? ¡Pero si deberías estar descansando! — Exclamó el animado joven, mirando con desaprobación los papeles sobre su mesa.

— El jefe me dijo que tenía algo de trabajo que hacer pero no podía, así que yo me ofrecí para hacerlo... — Musitó con una sonrisita nerviosa.

El contrario negó con la cabeza, tomando sus manos, dirigiéndolo al sofá.

— Ven, siéntate y olvídate del trabajo — Le dijo — Vamos a hacer algo juntos.

Desde que salió de su club, Hifumi tenía claro lo que haría con Doppo hasta que fuera la hora de dormir. Ambos solían trasnochar, a veces por el trabajo y otras por simple insomnio. Había oído a una joven hablar sobre un popular videojuego. Podías vivir una vida aparte, una vida en una idílica playa que podías modificar a tu gusto. Sonrió para sus adentros. Sabía que los hermanos Yamada posiblemente tendrían la consola, y él mismo compraría el juego.

Al salir del trabajo, se dirigió a una modesta tienda de videojuegos, donde optó por comprar un par de copias del juego. Fue rápidamente a pedir las consolas a los ya mencionados hermanos: no tardó demasiado, y se la dieron gustosos, cosa que les agradeció con una amable sonrisa, aunque fue suficiente para ellos.

Se dirigió a casa, esperando que Doppo no notara su tardanza. Quería darle una sorpresa, y así fue. El contrario no parecía tener sospecha alguna, de hecho, la expectación en sus ojos era evidente. Sacó de una pequeña bolsa de plástico un par de copias de un juego de carátula colorida, que mostró a Doppo con orgullo, dejándolos sobre la mesa. También sacó la consola.

— ¿Quieres que juguemos videojuegos? — Preguntó el de mechas turquesas, inclinando la cabeza hacia un lado.
— ¡Claro! Oí que ayudan a reducir el estrés, además, podemos jugar los dos juntos, ¿no suena genial? — Preguntó Hifumi, la sonrisa que su rostro mostraba causó que su compañero asintiera.

Ambos pusieron la consola en funcionamiento rápidamente, cosa que les alivió, pues ambos se morían de ganas de poder jugar juntos. Ver que el juego tenía un tutorial les decepcionó bastante, aunque lo terminaron cuanto antes. Enseguida estaban visitando la isla del otro, charlando con lindos animales, o plantando todo un jardín de rosas. Avanzaban sorprendentemente rápido si estaban los dos juntos, si cooperaban y se ayudaban el uno al otro.
Cuando se quiso dar cuenta, el empresario se había olvidado del trabajo, y estaba jugando con una sonrisa en su rostro. Su cabeza estaba sobre el hombro de Hifumi y las risas de ambos inundaban la habitación. Acabaron cayendo dormidos, la pantalla del televisor aún inundaba la estancia, y el tranquilo vaivén de las olas en el juego daban un toque calmado a la situación.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2021 ⏰

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