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Parecía que había una fiesta en la oficina, los miembros de la firma estaban reunidos en la sala de estar platicando; en medio de ellos Hoseok hablaba sobre la cena, de lo nervioso que había estado y de lo amable que había sido el juez Lee.

Luego mostro el acuse del oficio del cateo, firmado por el juez y todos saltaron alegres y animados. Me acerque a ellos, quienes ni siquiera me notaron en medio de su euforia.

— ¿Cómo te fue? —Finalmente pregunte, me cruce de hombros, Hoseok sonrió alegremente, cuando nuestras miradas se encontraron.

—Firmo —respondió y rápidamente nos abrazamos emocionados, fue un acto de puro instinto. Siempre fuimos así, desde la escuela secundaria. Cuando se dio cuenta, se alejó apenado, eso no hubiera pasado una semana atrás. Pero ahora que habíamos terminado la relación que teníamos, las cosas estaban cambiado.

Hoseok no me había mandado ningún mensaje desde entonces y extrañaba un "buenos días" de su parte. Para mí, eso era como el aire. Él para mí, era la vida, aunque decirlo sonara hipócrita.

—Bueno, esto merece que festejemos, reunámonos en la noche, la bebida corre a cargo de la Firma.

Los empleados gritaron emocionados y aceptaron.

—Kim, no despilfarres así como así nuestro patrimonio —Nayeon me codeo las costillas, sus palabras y acciones sólo fueron para llamar mi atención. Lo consiguió, pero al mismo tiempo también la de Hobi, nos miró unos segundos y después desvió la vista. Esta situación era una tortura para ambos.

—No hay nada de qué preocuparnos, todavía queda mucho capital en el banco —me burle, ella paso su brazo por mi espalda, el acto me incomodo pero lo disimule, me acerque a su oído y susurre: —No deberíamos ser tan empalagosos en medio de los empleados.

De nuevo ella me sonrió bellamente.

—Sólo quiero que vean lo enamorados que estamos.

Asentí y también rodee su cintura, no podía permitir que ante nuestros compañeros se viera como una relación unilateral. Todo era por el bien de la firma, respire hondo, entonces la bese. Los gritos eufóricos de nuestros compañeros resonaron dentro de la sala de descanso.

Cuando el beso termino, Nayeon me miro sorprendida, como si no creyera que yo hubiera hecho aquello. Mi imagen estaba arraigad a ser un hombre poco demostrativo, serio y nada romántico. La verdad es que mi único romance había sido secreto, detrás de las paredes, a escondidas de todos, por no querer manchar nuestras imágenes.

Fingí una sonrisa de nuevo y palmee su cabeza.

—Es hora de trabajar —le dije y señale su oficina, luego me dirigí a los compañeros—, que esperan, se acabó la fiesta todos a trabajar. Hoseok, ve a mi oficina, tenemos que hablar.

Todos se movieron a sus respectivos lugares, Hoseok se cruzó de hombros y camino con dirección a mi oficina, luego de que Nayeon entrara a la suya, seguí a Hoseok de cerca. Entro, pero contrario a lo que siempre hacia no tomo asiento.

— ¿Pasó algo?, ¿Para qué me llamaste?

—Sólo quería felicitarte, estuve hablando con mi padre y aceptó que te cambies con el equipo penal.

Hoseok arqueo una ceja. Era lo que había querido desde el momento que entro a la firma, dentro del equipo estaban los mejores penalistas del país pero no sé veía muy convencido.

—No entiendo Kim, ¿Lo hacen por qué creen que merezco el lugar o porque no quieres que este cerca de tu prometida?

Lleve mi mano a mi cabeza, curiosamente me estaba empezando a dar migraña. Sabía que pronto empezaría una discusión con él y lo último que quería es que termináramos odiándonos.

—Sólo toma el puesto, será lo mejor para ambos, haces un buen trabajo, tienes buenas propuestas y fue Namjoon quien dijo que te diéramos la oportunidad. Él cree que tu talento se está desperdiciando en el área laboral. Y a ti no te gusta lo laboral, ¿Por qué estas dudando ahora?, sólo porque no estamos juntos, no significa que ya no quiera estar cerca de ti, seguimos siendo amigos.

Hoseok sonrió, de la forma más sarcástica que lo había escuchado alguna vez. Luego golpeó con sus manos la mesa del escritorio mientras me miraba, como si fuera un animal salvaje.

—Nosotros no somos amigos, fuimos amigos hace mucho tiempo, pero eso ya acabo. Ahora no tenemos nada más que esta relación jefe-subordinado; por ahora, pues al parecer no quieres que seamos ni eso. Me lo pensare, pero no te aseguro nada, me está gustando lo laboral y con Nayeon y Jihyo, incluso con Jay, logramos un buen equipo. No me iré así como así. Pero iré con Namjoon a decirle que agradezco la oportunidad.

—Hoseok entiendo que no quieras ni ser mi amigo, pero no rechaces esta oportunidad por algo tan simple como tu orgullo.

Me miró de nuevo a los ojos, más molesto que antes.

—No es por orgullo, no me rigen cosas tan triviales como esas. Si no acepto de inmediato es porque tengo trabajos pendientes, asuntos que me niego dejar a la mitad, perderíamos mucho tiempo para que mis compañeras se adapten a ellos. Taehyung mi vida no gira alrededor de ti, decidiste casarte con una mujer, no me importa, él único que será miserable por vivir siendo alguien que no es, serás tú.

Sus palabras me golpearon como un bumerán, aun con eso, decidí insistir, sabiendo bien que la respuesta no cambiaría.

—Probablemente no vuelvas a tener esta oportunidad.

—Lo sé, aun así decido quedarme en el grupo. Gracias Kim.

Dijo y ya no espero a que dijera algo, salió rápidamente. No sabía si estar feliz por la respuesta. Podía seguir viéndolo como de costumbre, como una jodida tortura, él estaría tan cerca pero había perdido el derecho a tocarlo.

En la tarde, cuando me reuní con mis compañeros como había prometido en la mañana para tomar, Hoseok no estaba ahí. Lo había visto varias veces esa tarde, pero el protagonista principal de la celebración no se encontraba.

—Yo no sé qué pasa en su cabeza últimamente —dijo Nayeon—. Está muy distraído desde ayer. Su cabeza esta en las nubes, de verdad pensé que lo haría mal con Lee, pero resulto que no.

—Hoseok siempre hace bien su trabajo, independientemente de donde este su cabeza.

Trate de defenderlo, molesto con Nayeon por hablar de él a sus espaldas, había sido un comentario casual pero no quería escucharla pronunciando su nombre.

—Tienes razón, y lo probó ayer. No hay ningún trabajador más ejemplar que Jung Hoseok, deberíamos subirle el sueldo cuando nos casemos y tengamos el control de la compañía —ella tomo su copa y la alzo al aire, evidentemente el alcohol estaba haciendo efecto en su sistema—. Por Kim y asociados.

Los demás la acompañamos, imitando sus acciones y luego gritamos al mismo tiempo, mientras chocábamos de forma suave nuestras copas:

— ¡Salud!

Quedate con ella /JungHope [COMPLETO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora