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¿Cómo podemos un año medir? Esa era la pregunta que se hacía Emilio mientras miraba por la venta de su habitación. La tarde estaba soleada a pesar de que el pronóstico del clima había augurado un clima más frío. Sonrió por eso, amaba cuando las cosas tomaban su propio rumbo sin seguir un camino trazado, porque quería decir que no había destino escrito, que las cosas pueden cambiar de un momento a otro y que a veces esos cambios traían solo cosas positivas, eso lo había aprendido después de aquella madrugada de Navidad en la que un muérdago fue testigo del amor naciente en su corazón.

Suspiró mientras a su mente llegaban recuerdos de la mañana del 25 de diciembre, cuando había despertado en su sofá abrazado al cuerpo de Joaquín. Esa mañana su corazón latió con tranquilidad, lo cual lo hizo sentirse en su propio lugar de paz, Joaquín representaba ahora eso para él. Lo observó por una hora completa hasta que el castaño despertó y se sonrojó al mirar a Emilio tan cerca de él. Era de esperarse su reacción, después de todo había pasado años enamorado de aquel chico y estaba por perder las esperanzas de algún día estar con él, pero ahora, ahora el rizado que antes lo aborrecía, lo tenía entre sus brazos mirándolo con ternura y amor.
Un ruido proveniente de la planta baja lo hizo salir de sus recuerdos, de seguro su pequeño había hecho algún nuevo desastre, así que decidió bajar para ayudar.

Mientras bajaba las escaleras a su mente llegó el hermoso recuerdo de la noche en que le había pedido a Joaquín que fuese su novio. Había estado muy nervioso durante todo el día, y a pesar de saber que Joaco lo amaba, tenía miedo de que la sorpresa no le gustara. Para su suerte, el castaño había llorado desde el momento en que ingresó al departamento y vio las pequeñas luces colgando del techo simulando estrellas. También había rosas, vino y un enorme cartel que decía en letras mayúsculas "¿QUIERES SER MI ESTRELLA PARTICULAR?". El detalle le había encantado y sin decir palabra se colgó del cuello de Emilio mientras lo besaba dulcemente en los labios.

Pensando en esa noche llegó a la planta baja, a pesar de que había escuchado ruidos, no había rastro de nada ni nadie. Todo estaba en silencio y sin querer, su mente le jugó una mala pasada, pues ahora solo podía pensar en la primera vez que había peleado con Joaquín. Recién habían comenzado a compartir un solo departamento, por lo que aún no se habían adaptado por completo el uno al otro y una mañana no habían podido más con las manías del otro, terminando por estallar a gritos el uno con el otro. Joaquín fue quien no aguantó más y salió hecha una furia del departamento dejando al pelinegro sólo y en completo silencio. Su corazón se estrujó recordando la tristeza que sintió en aquel momento, pero una risa proveniente de la cocina lo hizo regresar a su realidad. Sacudió su cuerpo intentando alejar las malas vibras y se dirigió a aquella habitación. No pudo evitar sonreír al ver a su pequeño amor parado sobre uno de los taburetes mientras observaba las galletas que recién habían salido del horno.

-¿Y estas bellezas?- preguntó mientras se acercaba a la mesa.

-Pensé que tomabas una siesta amor ¿te despertamos con el ruido?- él negó.

-Ya estaba despierto desde hace un rato. Veo que han estado trabajando mucho.

-Papi, papá Joa me dejó ayudarle con la masita.

-¿Enserio solecito?- dijo mientras tomaba a su pequeño entre sus brazos.

Era un pequeño castañito de nombre Damián al que él y Joaquín habían adoptado hacía cuatro años, justo un año después de su boda. Sin embargo, era raro que les escucharan llamarlo así pues desde el primer momento que lo tuvieron entre sus brazos le habían otorgado el apodo de "solecito".

-¡Sí!- respondió con emoción- pero dijo que no las podemos comer hasta la noche- finalizó abultando sus labios en un tierno puchero.

-Si él lo dice, así debe hacerse.

-¿Ves solecito? En la noche te prometo que podrás comer todas las que quieras, pero ahora ¿que tal si las decoramos?

-¡Sí!- gritó emocionado mientras se removía entre los brazos de su padre para que lo dejara de nuevo cerca de las galletas.

Pasaron la tarde decorando galletas y ayudando a Joaquín a preparar la ensalada de frutas que comerían en la cena. Los tres se divirtieron mucho, en especial Damián y Emilio, quienes daban pequeñas probadas a la comida cuando Joaco se distraía.
Para cuando la noche llegó, la mesa estaba puesta, la cena lista y ellos terminando de arreglar sus atuendos para la celebración.

Un año más estaba por terminar, un año más a lado del amor de su vida y de su pequeño sol, un año más por el que debía agradecer tener salud, amor y estar rodeado por personas que lo querían. Suspiró recordando la noche del 31 de diciembre del 2020, aquella noche que a pesar de los obstáculos y las situaciones difíciles había logrado mantenerse en amor con su castaño favorito. Esa noche en que le había pedido que se casara con él.

-¿Ya estás listo Emi? No tardan en llegar todos.

-Solo me falta algo.

-¿Qué cosa?

-Esto- dijo antes de tomar a su esposo por la cintura y besarlo- gracias por un año más juntos.

-Y todos los que nos faltan, porque nuestra historia no se acabará jamás.

Emilio sonrió con el corazón regocijante de felicidad, amaba tanto a su esposo, amaba tanto a su familia. A pesar de los años se habían logrado mantener en el punto exacto para que su vida estuviese colmada de bendiciones. Siempre agradecía por los días, las tardes, las noches, las sonrisas, las lágrimas, las desveladas, los abrazos, las lecciones, los aprendizajes y los momentos que componían su año, porque eso lo hacía crecer y ser dichoso, le hacía sentir que sus quinientos veinticinco mil seiscientos minutos habían valido la pena.

¿Y tú cómo mides un año más?


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¡Hola corazones!

Les dije que les sorprendería en esta historia para estas fechas y aquí estoy con este especial de fin de año. Espero que les haya gustado mucho y que le den mucho amor.

La canción que les dejé al principio, es una de mis canciones favoritas en la vida, se me hace muy emotiva y espero que hayan tenido la oportunidad de escucharla si no la conocían y que les haya gustado. Igualmente, les cuento (por si no se dieron cuenta) que este capítulo fue inspirado en esa canción y estoy muy feliz con el resultado.

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Hoy 31 de diciembre, un año que ha sido diferente y difícil en muchos aspectos, pero no nos dejemos llevar por lo malo que sucedió y atesoremos todo lo bueno que hubo en el camino, porque estoy segura de que todos aprendimos y reflexionamos acerca de algo. Pensemos en eso y dejemos ir lo demás.

Estamos a unas horas de comenzar un nuevo año, y quiero desearles que esté lleno de bendiciones para ustedes y toda su familia. Que obtengan todo lo que desean, que alcancen sus metas y cumplan sus propósitos. Sé que todos y cada uno de ustedes puede lograr grandes cosas y les deseo con todo mi corazón que se rodeen de amor, de salud y de felicidad.
No me queda más que agradecerles por su apoyo, por estar hoy aquí leyendo esto y por ser ustedes mismos.

Les mando un enorme abrazo y un beso a la distancia. Abracen y díganle 'te amo' a sus seres queridos, no dejen ir la oportunidad de recordarle a todos lo mucho que los aman.

Me despido de ustedes no sin antes recordarles que los amo con todo mi corazón♥️

Hasta la próxima :)

6 días para navidad|Emiliaco|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora