Al despertar...

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Querido diario..

-Hoy lo volvi a ver y volvi a sentir los mismos sentimientos que hace semanas me han estado agobiando, no le he podido decir nada a Sor Andrys, ya se que me mandara a que reze 20 Ave Marias, contando desde la semana pasada llevo 160 Ave Marias y cada una de ellas me recuerdan los brazos tan fuerte del joven Donattelo sujetando la escoba, bariendo el corredor sin poloche, se me hace agua la boca, mi entrepiernas sudan, que el Padre me perdone que estoy cometiendo lujuria-

"Despues que la joven Ana termino de escribir en su diario empezo a flagelarse por haber pecado contra el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo, se acosto y como siempre guardo su pequeño diario bajo la almohada al lado de su Biblia"

-Despierte hermana Ana, ya es hora de ir al segundo piso para los coros de las mañanitas, despierte!- la hermana Anais me decia, ella es mi compañera de habitacion desde hace 5 años, la concidero como la hermana que nunca tuve. Decidi despertarme, fui directo al baño a cepillarme y darme una ducha, ya que estaba tarde y eran casi las 6:15 AM y las mananitas empiezan justamente a las 6:30 AM, corri y me meti al baño, abri la llave del agua fria ya que la temperatura estaba extremadamente calurosa, el agua me sabia rica, todo ese calor bajaba desde mis cabellos a mi cara, mis pechos, recoriendo mil lugares de mi abdomen, posandose algunos en mi ombligo u otros recorrian mi espalda hasta llegar a mis entrepiernas, minutos bajo la musica de las gotas de la ducha, no volvi a escuchar ningun sonido de la hermana Anais como si yo estuviese completamente sola en la habitacion, para ser sincera es como si estuviese sola en todo el convento, sin inquietarme gozaba de la melodia de cada gota, minutos despues una extrana sombra se acerco al vidrio de la ducha, mi corazón se precipito, pregunte quien era, nadie contesto, volvi a preguntar, volvio a no contestar y vi cuando las manos de aquel ente trataba de abrir el vidrio de la ducha, quise sujetar la puerta pero se me resbalaba de la mano, el ente hacia fuerza para abrirla, el corazon se me partia en pedazo al no saber quien era aquel sujeto, minutos de tantas angustias, vi una mano oscura llena de lodo en el manco de la puerta, parecia que eran manos de hombre, estaba peluda de color negra, lleno de lodo, el color marron del lodo que se posaba sombre su piel oscura no se distinguia cual es cual, me estremecia, termino de abrir la puerta, se poso delante de mi, no decia nada mientras yo callaba todo y trataba de taparme todo lo que podia con las cortinas del baño y decidi subir el rostro para ver quien era mi acosador.

Ahi me encontraba completamente desnuda en la ducha, en una nerviosa lucha y ahi mi acosador parado mirandome, observandome de pies a cabeza, leyendome como un navegante que lee un mapa que pronto recorreria, mientras subia la cabeza veia como el anhelaba mi cuerpo mordiendose los labios, ese acosador era justamente el hombre que acosaba todos mis sentimientos, que hacia que cometiera todos los pecados posibles e imposibles de cometer en la mente humana, era el joven Donattelo el que se habia alojado en mi corazon y en mi subconsiente, completamente lleno de lodo, sus brazos como siempre fuerte y musculosos me sujetaban mientras terminaba de entrar en el baño, trate de gritarle que se fuera por la verguenza de estar desnuda, pero mi corazon cierro mi boca, nos quedamos mirandonosel uno al otro mientras el agua de la llave nos caia encima y observaba cada gota que recorria su pecho, me hacian estremecer y al mismo tiempo que mis senos se inchaban, no dijo ni una sola palabra, me pego de la pared, empezo a besarme todo el cuello y acariciarme los cabellos, sentia un calor desde mi cuello hasta mis piernas, se acercaba y se acercaba mientras mas nerviosa me ponia, empezo a morderme los odios y a susurrame cosas...

-Hermana Ana porque tarda tanto ya es hora de partir, hermana Ana?- Gritaba Sor Alejandra, mientras entraba para ver lo que sucedia, yo teniendo miedo de que ella nos encuentre en pleno acto de lujuria, pero que acto? Que pecado? Estaba sola, completamente limpia, solamente acompañada de mis sucios pensamientos.

-Disculpa por durar tanto Sor Alejandra-

-Recuerda que una mujer de Dios, siempre debe ser rapida, prudente y responsable, para que no les suceda lo mismo que las virgenes insensatas que no llevaron suficiente aceite, llegaron tarde a la boda y tuvieron que quedarse afuera, usted no quiere ser una de ellas verdad?-

-Claro que no Sor, no se preocupe Sor Alejandra, no volvera a suceder, se lo prometo-

-Ojala que guardes tus promesas y que no vuelva a suceder, por el hecho de llegar tarde a las mañanitas queda sin descanso el dia entero- Para ser sincera no me importaba el hecho de trabajar el dia entero ya que no tendria que esconderme para observar al joven Donatello, lo tendria muy cerca, hasta iba a poder sentir su respiracion cerca de mi.
Al fin bajamos al segundo piso, la mañanita casi estaba por concluir, ibamos a rezar el rosario 40 veces, despues fuimos a desayunar. Cada mañana se reunian todos los trabajadores, los infantes, algunos ferigreses, aveces el ovispo o el arzobispado y nosotras las monjas para desayunar todos juntos.

El jardinero y la monjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora